Este 2023, la capital de Estonia, Tallin, toma el relevo de Grenoble (Francia) como Capital Verde Europea, y lo hace tras alzarse con este reconocimiento ecointeligente por su enfoque sistémico de la gobernanza responsable y una serie de objetivos sostenibles interrelacionados, que reflejan las metas del Pacto Verde Europeo.
Desde Tallin se está demostrando que el compromiso con las 3 vertientes de la sostenibilidad tiene como resultado que los ciudadanos puedan disfrutar de urbes verdes, brillantes y mucho más habitables.
Y no ha sido fácil porque Tallin partía de un pasado ligado a una industria pesada muy contaminante y ha sido necesaria una firme determinación para luchar de manera decidida contra el cambio climático, y para ello se ha basado, entre otros modelos, en las propuestas de la ciudad de 15 minutos.
La implementación de planes basados en estos modelos de referencia como pueden ser, además del mencionado, el de ciudad circular o el de ciudad inteligente (smart city) ha dado lugar a los logros que vamos a comentar.
El desarrollo de las Tecnologías Habilitadoras Digitales (THD) ha convertido a Estonia, en general, y a Tallin, en particular, en el Silicon Valley del Mar Báltico, impulsándose de manera decidida desde 1996, la implantación de soluciones avanzadas basadas en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC).
Esta apuesta por la tecnología ha mejorado de manera notable el acceso de la población a la tecnología, incluso llegando a estar en la cabeza de Europa en Internet y telefonía móvil.
Desde el punto de vista ambiental, se ha definido y puesto en marcha una ambiciosa estrategia de desarrollo, denominada Tallin 2035, con la que se abordan 12 indicadores clave: calidad del aire, ruido, gestión de residuos, gestión del agua, naturaleza y biodiversidad, uso sostenible del suelo, crecimiento verde y ecoinnovación, mitigación al cambio climático, adaptación al cambio climático, movilidad sostenible, rendimiento energético y gobernanza.
Otro punto que destacar es el desarrollo de su red de transporte gratuito, siendo Tallin la primera capital del continente en ofrecer transporte público gratuito a sus ciudadanos.
Este gran avance en movilidad sostenible llegó por primera vez en 2013 a la red de tren, metro y tranvía, y en 2018 se amplió a los autobuses interurbanos y regionales. Además, el país ofrece carga de coches eléctricos completamente gratuita y tiene el compromiso de reducir las emisiones asociadas en un 40% para 2030.
En relación con las energías renovables, se han potenciado la biomasa y la energía eólica, además de la solar y la hidroeléctrica.
Como incentivo al uso de energía procedente de estas fuentes, se conceden préstamos a bajo interés, tanto a particulares como a empresas, para instalar elementos de producción para autoconsumo.
El sistema de calefacción de la ciudad de Tallin utiliza energía térmica a través de subestaciones que suelen estar ubicadas en los sótanos de los edificios, que reciben energía térmica y la distribuyen en el edificio. Esto se conoce como district heating.
En lo que toca a la gestión de residuos, Tallin es la tercera ciudad de la Unión Europea (UE) con mayor tasa de recogida selectiva con un sistema de puerta a puerta de vidrio, plásticos y metales, que se suma a los contenedores comunitarios de papel y cartón, resto y orgánica, lo que le ha permitido pasar de una recogida selectiva de residuos del 24% al 53% en los últimos años.
Y finalizando este repaso, Tallin destaca por sus espacios verdes, además de poseer un impresionante centro histórico medieval, que ocupan casi un 30% de la ciudad.
Muchos de esto parques y jardines conforman un corredor verde que ayuda mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Es de destacar que bosques y pantanos están presentes en el 75% de la superficie de Estonia, a lo que hay que sumar más de 2.000 islas y más de 3.800 km de costa y lagos que contribuyen a la preservación de la biodiversidad.
En palabras de la Comisión Europea, Tallin ha mostrado un enfoque sistémico en su transición hacia la sostenibilidad con objetivos estratégicos interconectados para 2035, vinculados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (ODS)
Para finalizar recordemos que el premio de Capital Verde Europea reconoce a aquellas ciudades europeas que concilian la prosperidad económica con la sostenibilidad y a la calidad de vida de sus habitantes.
Desde el año 2010 la Comisión Europea lleva eligiendo anualmente su Capital Verde, galardón que persigue reconocer el esfuerzo de muchas ciudades por reducir el impacto ambiental de sus actividades y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos a través de un aire limpio, más espacios verdes y amplias redes de transporte urbano.
Desde que se estableciera el premio, ya han sido 14 las ciudades europeas las que han logrado este galardón: Estocolmo (2010), Hamburgo (2011), Vitoria-Gasteiz (2012), Nantes (2013), Copenhague (2014), Bristol (2015), Liubliana (2016), Essen (2017), Nijmegen (2018), Oslo (2019), Lisboa (2020), Lahti (2021), Grenoble (2022) y Tallin (2023).
Y tenemos buenas noticias para 2024 porque Valencia (España) será la próxima Ciudad Verde Europea en 2024 ¿nos vemos allí?
