Moda circular: oportunidades y desafíos para una industria sostenible (1)

La industria de la moda es conocida por su impacto ambiental: se estima que la producción textil es responsable de cerca del 20% de la contaminación mundial de agua potable y contribuye entre un 2% y 8% a las emisiones de carbono a nivel global.

La moda circular y sostenible promueve el aprovechamiento máximo de las prendas a través de la reutilización, el reciclaje y la reducción de residuos, en contraposición al tradicional modelo lineal de fabricar - usar - tirar

Ante esta realidad, surge el concepto de economía circular en la moda, un modelo que promueve el aprovechamiento máximo de las prendas a través de la reutilización, el reciclaje y la reducción de residuos, en contraposición al tradicional modelo lineal de fabricar – usar – tirar.

Adoptar hábitos de economía circular en el sector de la moda puede mitigar significativamente el daño ambiental y social de la industria, al tiempo que ofrece oportunidades económicas.

Sin embargo, la adopción de estos hábitos sostenibles no ocurre automáticamente, sino que depende de diversos factores que pueden impulsar su adopción o, por el contrario, bloquearla.

Dicho esto, vamos a explorar, por un lado, los factores que están impulsando el cambio hacia una moda circular y, por otro, los factores que lo obstaculizan. Vamos con ello:

1. Factores que impulsan la adopción de la moda circular

Son varios los motores que están favoreciendo que tanto consumidores como empresas abracen prácticas de economía circular en la moda:

1.1 Mayor conciencia ambiental y social

Cada vez más consumidores (especialmente las generaciones jóvenes) comprenden el impacto socioambiental de la fast fashion (moda rápida o pronto moda).

Esta concienciación se traduce en una demanda creciente de prendas éticas y sostenibles. Las personas muestran más disposición a reciclar ropa, comprar de segunda mano o apoyar a marcas responsables, impulsando a la industria a ofrecer opciones de moda circular.

Además, movimientos globales y campañas en redes sociales han visibilizado problemas como la contaminación textil o las condiciones laborales injustas, motivando un cambio de hábitos en favor del consumo responsable.

1.2 Presión normativa y compromisos internacionales

Los gobiernos y organismos internacionales están adoptando medidas para impulsar la economía circular. Por ejemplo, la Unión Europea ha lanzado estrategias y normativas que promueven el ecodiseño, la durabilidad de las prendas y la recogida selectiva de textiles para su reutilización o reciclaje.

Estas políticas actúan como impulsores importantes: las empresas del sector moda se ven obligadas a mejorar sus prácticas para cumplir objetivos de sostenibilidad y evitar sanciones, y al mismo tiempo se crean incentivos para desarrollar nuevos modelos de negocio circulares.

La presión regulatoria, por tanto, acelera la adopción de hábitos circulares en toda la cadena de valor.

1.3 Beneficios económicos y ventaja competitiva

Incorporar principios de economía circular puede resultar rentable, pues al reducir residuos y aprovechar materiales reciclados, las empresas pueden disminuir costes de materia prima y de gestión de desechos.

Asimismo, al ofrecer servicios multierre como reparación, reventa de ropa usada o alquiler de prendas, surgen nuevas fuentes de ingreso.

Un ejemplo claro es el auge del mercado de reventa de moda (ropa de segunda mano), que se proyecta podría alcanzar los 350.000 millones de dólares a nivel mundial para 2030

Por otro lado, los modelos circulares mejoran la imagen de marca y la fidelidad de los clientes: una empresa que demuestre compromiso con la sostenibilidad puede atraer a consumidores eco-conscientes y diferenciarse de la competencia.

En conjunto, los ahorros de costes, las nuevas oportunidades de negocio y la buena reputación funcionan como incentivos poderosos para adoptar prácticas circulares.

1.4 Innovación tecnológica y nuevos modelos de negocio

La tecnología está jugando un papel fundamental en habilitar la moda circular.

Avances en reciclaje químico y mecánico de fibras permiten recuperar materiales antes inutilizables, ya siendo posible reciclar poliéster u obtener tejidos a partir de residuos (botellas PET, redes de pesca …).

Asimismo, las tecnologías habilitadoras digitales (THD) como la inteligencia artificial, blockchain y la computación en la nube mejoran la trazabilidad de las prendas, dando información sobre el origen de materiales y facilitando programas de devolución y reutilización.

Junto a la tecnología, han surgido modelos de negocio innovadores centrados en la circularidad: servicios de alquiler de ropa, programas de recolección de prendas usadas en tiendas, iniciativas de upcycling que convierten ropa vieja en nuevas creaciones, entre otros.

Estas innovaciones hacen más accesible y atractiva la participación tanto de consumidores como de empresas en la economía circular.

1.5 Colaboración y alianzas sectoriales

Ningún actor puede lograr la transición circular por sí solo. Por ello, la colaboración se ha vuelto un factor impulsor clave, y cada vez vemos más alianzas entre marcas, ONG, gobiernos y emprendedores para desarrollar soluciones compartidas.

Iniciativas como la Alianza de la ONU para una Moda Sostenible buscan unir a los diferentes actores de la industria para escalar buenas prácticas y estándares. De igual modo, proyectos de economía circular reúnen a fabricantes, distribuidores y recicladores para cerrar el ciclo de vida de los productos.

Esta cooperación facilita el intercambio de conocimientos, genera economías de escala en infraestructuras de reciclaje y propicia cadenas de suministro más locales y eficientes.

Cuando distintas partes interesadas trabajan juntas, se reducen barreras y se generan sinergias que impulsan la adopción de hábitos circulares en el sector.

2. Factores que bloquean o frenan la adopción de hábitos circulares

A pesar de los impulsos positivos, existen obstáculos significativos que dificultan que la economía circular se arraigue plenamente en el mundo de la moda:

2.1 Cultura de la moda rápida y hábitos de usar y tirar

Muchos consumidores todavía están inmersos en la lógica del fast fashion: compras frecuentes de ropa barata y tendencia a desechar las prendas tras pocos usos.

Esta mentalidad, alimentada por la publicidad y la constante renovación de tendencias, frena la adopción de hábitos circulares como reutilizar o reparar la ropa. El deseo de novedad inmediata supera, en ocasiones, la preocupación por la sostenibilidad.

Además, algunas personas desconfían de la calidad de la ropa de segunda mano o perciben cierto estigma en usar prendas usadas, lo que dificulta que prácticas como el intercambio o la compra de ropa usada se masifiquen.

También influye la sensibilidad al precio: el consumidor promedio suele optar por la opción más barata, y si percibe que lo sostenible es más caro, puede resistirse a cambiar sus hábitos.

2.2 Enfoque empresarial lineal y greenwashing

En el lado de la industria, muchas empresas de moda continúan operando bajo un modelo de negocio lineal enfocado en maximizar ventas y rotación de colecciones.

Cambiar hacia la circularidad a veces se percibe como una amenaza a sus ganancias (por ejemplo, temen vender menos ropa nueva si fomentan la durabilidad o la reventa). Esta visión cortoplacista, centrada en beneficios inmediatos, hace que algunas compañías sean reticentes a invertir en modelos circulares.

En lugar de transformar su cadena de valor, optan por greenwashing, empleando estrategias superficiales que no implican cambios de fondo, lo que no sólo bloquea el avance real de la economía circular, sino que genera desconfianza en el público.

La resistencia interna al cambio de modelo de negocio y la falta de voluntad de asumir riesgos innovando en circularidad son barreras importantes dentro del sector.

2.3 Costes iniciales e inversión limitada

Implementar prácticas circulares a menudo requiere una inversión significativa al comienzo. Desarrollar materiales reciclados de calidad, instalar maquinaria para reciclaje textil o lanzar programas de recolección y reventa conlleva gastos adicionales.

Para muchas empresas, especialmente las pequeñas y medianas, estos costes pueden ser prohibitivos sin apoyo externo. De igual modo, el proceso de transición (como rediseñar productos para que sean duraderos o reciclables) puede implicar investigación y desarrollo, formación de empleados y reajustes logísticos, lo que supone un esfuerzo financiero considerable.

Si no se visualizan retornos inmediatos, es común que las empresas pospongan estas inversiones. La falta de financiación específica y de incentivos económicos (por ejemplo, créditos verdes o subvenciones) agrava este obstáculo: sin recursos para la innovación, la adopción de iniciativas circulares avanza a paso lento.

2.4 Retos técnicos y falta de infraestructura

Existen también barreras tecnológicas que dificultan cerrar el ciclo en la moda. Muchas prendas están hechas de mezclas de fibras (por ejemplo, algodón con poliéster) cuya separación para reciclaje es compleja y costosa con la tecnología actual.

Incluso cuando se logra reciclar textiles, a veces el material resultante tiene menor calidad, limitando su uso. Por otro lado, la infraestructura para recoger, clasificar y reciclar ropa a gran escala es insuficiente en muchos países, faltando plantas de reciclaje textil eficientes y sistemas logísticos para recuperar las prendas usadas, lo que tiene como resultado que gran parte de la ropa desechada termina todavía en vertederos o incinerada.

Adicionalmente, procesos circulares como el reciclaje químico pueden requerir mucho consumo de agua o energía, reduciendo su viabilidad ambiental si no se mejora la tecnología.

Todos estos desafíos técnicos e infraestructurales actúan como frenos para la economía circular en la moda, al no existir aún soluciones maduras y escalables para reciclar y reusar todos los materiales de manera óptima.

2.5 Políticas insuficientes y apoyo institucional limitado

Aunque hay avances regulatorios, en muchos lugares las políticas públicas todavía no brindan un entorno plenamente favorable a la moda circular. En ocasiones existe falta de claridad normativa o incluso trabas legales para el uso de materiales reciclados (pensemos en requisitos de calidad, o impuestos que encarecen las materias primas sostenibles).

La ausencia de incentivos fiscales atractivos para proyectos circulares y de una regulación homogénea entre países dificulta que las empresas adopten estándares globales. Por ejemplo, si en un país no es obligatorio gestionar los residuos textiles de forma diferenciada, muchas compañías pueden no hacerlo por ahorrar costes.

Asimismo, no siempre hay programas gubernamentales de apoyo (financiero o técnico) para que los actores de la cadena textil implementen cambios circulares.

Esta carencia de un impulso institucional fuerte se traduce en que la transición dependa casi exclusivamente de la iniciativa voluntaria de empresas y consumidores, ralentizando el ritmo de adopción.

La moda es un sector que tiene que luchar por ser sostenible

En nuestra próxima entrega, recomendaremos una serie de prácticas para impulsar la moda circular, que, esperemos, os sean de ayuda.

Ricardo Estévez

Mi verbo favorito es avanzar. Referente en usos innovadores de TIC + Marketing. Bulldozer sostenible y fundador de ecointeligencia

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