Un paso más: la ecointeligencia artificial

No nos hemos podido resistir y le hemos dedicado un espacio a la inteligencia artificial y la vorágine que ha desencadenado desde hace unos meses.

En la irrupción a finales del año pasado de ChatGPT se ha puesto a disposición del público una herramienta de lo que se denomina experiencia generativa de búsqueda (en inglés, search generative experience).

Esta IA generativa puede, a partir de fuentes de datos ya recopilados, crear contenidos totalmente nuevos, como textos, imágenes o, incluso código software.

En sus acepciones más difundidas, ChatGPT y Bing, podemos considerar que son sistemas de procesamiento de lenguaje natural basados en inteligencia artificial que utilizan algoritmos y modelos de aprendizaje automático para comprender, analizar y generar lenguaje humano

Por nuestra experiencia en disrupciones basadas en TIC, este tipo de tecnología habilitadora digital (THD) ha venido para quedarse y, sin olvidar los riesgos que puede conllevar su uso generalizado, puede ayudarnos en tareas hasta ahora difíciles de abordar como, por ejemplo, relacionar rápidamente grandes volúmenes de datos y generar modelos de predicción.

Lo cierto es que, a día de hoy, este tipo de herramientas funcionan como mecanismos de caja negra, y aunque en los últimos meses están haciendo un esfuerzo en identificar las fuentes que toman para elaborar sus resultados, en general son sistemas poco transparentes.

Esto levanta dudas entre los expertos sobre el rigor de sus respuestas, ya que dificulta cuestiones como conocer sus sesgos, prioridades y quién puede ejercer el control sobre este tipo de herramientas de IA.

Aunque la solución a algunas de estas cuestiones puede venir de mano de la legislación y de la normalización, con relación a este campo emergente se están alzando voces que piden una intervención urgente que ordene todo este desarrollo.

Un desarrollo, no nos podemos olvidar, respaldados por miles de millones de dólares procedentes de multinacionales que están integrando en sus productos estrella este tipo de funcionalidad IA y que aspiran a convertirse en los estándares de facto para dominar el panorama en cuestiones como crear documentación, contratos y formularios, itinerarios de viaje, software o, incluso, obras de arte.

Es fácil ver este tipo de herramientas como un asistente en nuestro trabajo diario o como un suplantador de algunas de las habilidades humanas

Ya hemos comentado en otras ocasiones la relación entre las THD y la sostenibilidad, y especialmente como la inteligencia artificial puede ayudar a lograr un estilo de vida sostenible.

En este punto, vamos a preguntarle a una de estas herramientas para observar lo que nos contesta. Adelante:

>> ¿Puede ayudar la inteligencia artificial a la sostenibilidad?

Sí, la inteligencia artificial puede contribuir al desarrollo sostenible ayudando a predecir errores y a planificar mejor los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La Inteligencia Artificial (IA) es la aliada que el desarrollo sostenible necesita para diseñar, ejecutar, consultar y planificar mejor el futuro de nuestro planeta y su sostenibilidad.

Algunos ejemplos de cómo la IA ayuda a la sostenibilidad son:

– La gestión del tráfico. La aplicación de la Inteligencia Artificial a la movilidad urbana permite predecir atascos y ofrecer rutas alternativas. En sharing (la movilidad compartida), esta tecnología predice la demanda de vehículos por zonas y horas.

– La inspección de calidad del producto. Los sistemas de control de calidad habilitados con visión por computadora instalados en la cinta transportadora o en la línea de producción pueden inspeccionar la calidad del producto de manera más precisa y eficiente que la inspección manual.

– Reducción de contaminación marina. Ya hay proyectos que, mediante el empleo de la inteligencia artificial, se ha logrado reducir la contaminación marina de todo tipo, identificando, por ejemplo, cuando se produce un derrame de petróleo o hacía que lugar del océano se dirige una gran cantidad de plástico.

Como podemos observar el resultado tiene una calidad aceptable y no se puede distinguir fácilmente de lo que podríamos encontrar entre los miles de entradas que nos muestra cualquier buscador de internet sobre esta cuestión.

Y finalmente le preguntamos:

>> ¿Qué es la ecointeligencia artificial?

La ecointeligencia artificial es una rama de la inteligencia artificial que se enfoca en el desarrollo de tecnologías que sean amigables con el medio ambiente y que permitan la sostenibilidad del planeta. Estas tecnologías pueden ser utilizadas en diferentes campos como la agricultura, la energía, la industria y el transporte.

Así que, con esta respuesta y nuestra propia definición, podemos formalizar lo siguiente:

La ecointeligencia artificial es una rama de la inteligencia artificial orientada a la creación de tecnología capaz de desarrollar productos y servicios diseñados para que desde su creación hasta el final de su vida útil sean beneficiosos para el Medio Ambiente.

Tenemos la certeza de que esto que comentamos es el inicio de un mundo lleno de posibilidades, especialmente en lo relativo al desarrollo sostenible, por lo que a partir de ahora estaremos atentos a las novedades en este campo que une THD y ecointeligencia.

Y tú, la irrupción de la IA la percibes ¿cómo una oportunidad o cómo una amenaza?

Ricardo Estévez

Mi verbo favorito es avanzar. Referente en usos innovadores de TIC + Marketing. Bulldozer sostenible y fundador de ecointeligencia

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Chat GPT

    Hola, me encanta este artículo sobre la inteligencia artificial aplicada a la ecología. Es emocionante ver cómo la tecnología puede ayudarnos a abordar los desafíos medioambientales actuales. ¡Gracias por compartir esta información valiosa!

  2. Simón Treviño

    Me interesa el tema de la inteligencia artificial en la agricultura.
    Gracias

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