En un contexto mundial de precios altos de la energía y con unas tensiones geopolíticas que se encuentran lejos de aminorarse se estiman que las instalaciones de autoconsumo de energía no van a parar de crecer, cosa que le va a venir muy bien tanto al Planeta como a nuestro bolsillo.
Este autoconsumo de energía va a estar dominado por instalaciones en empresas y en hogares, con elementos de captación solares, principalmente de fotovoltaica, aunque algo de hueco quedará para la termosolar, la eólica y la geotermia.
Estudios recientes indican que las instalaciones fotovoltaicas se van a dimensionar algo más grandes, porque ya hay disponibles maneras ecoeficientes para aprovechar los excedentes de energía, por ejemplo, con lo que se conoce como batería virtual, y nuevas necesidades energéticas que cubrir, de ahí que empiece a ser interesante plantear instalaciones un poco más grandes.
Otro punto de desarrollo que apoya lo mencionado es el previsible aumento en el uso de los sistemas de almacenamiento, principalmente ejemplarizado en la batería física (normalmente de litio) y cuyo desarrollo va a convertir a esta opción en una demanda creciente en las instalaciones de cualquier tamaño.
Y es que no sólo veremos crecer el autoconsumo en las viviendas particulares, sino que el autoconsumo en comunidades de vecinos se va a ver beneficiado de un mercado más maduro con elementos más asequibles, por la aparición de ayudar específicas y de una simplificación de los trámites administrativos.
Además, otro punto a favor del autoconsumo comunitario es que, gracias a los años de experiencia acumulados, se han mejorado las herramientas de gestión para que los vecinos realicen un reparto de la energía y de los excedentes, gracias a cuestiones como los coeficientes de reparto dinámicos.
Hablando de excedentes, se abren nuevas posibilidades utilizando de manera ecointeligente la mencionada batería virtual, que es una fórmula muy interesante de contabilizar nuestros excedentes sin invertir en una batería física en nuestra instalación.
Este uso generalizado de la batería virtual nos permite a los pequeños autoconsumidores ahorrar en una ubicación y aplicar este ahorro en la factura de otra ubicación que nos interese o, incluso, guardarlo para compensar en siguientes facturas.
De esta manera empieza a tener sentido el concepto de prosumidor, pues vemos que por una parte la tecnología involucrada ha alcanzado un nivel de desarrollo adecuado, los usuarios se están uniendo a la transición energética, y el rendimiento económico de esta nueva figura ya es relevante, precisamente por el valor que pueden tener nuestros excedentes.
Ya sea mediante batería física o con virtual, el almacenamiento de excedentes va a ser un elemento casi imprescindible en las instalaciones fotovoltaicas, y esto es debido a poder almacenar nos va a permitir elegir cuándo volcar ese excedente a la red o cuando lo consumimos en nuestra vivienda.
Porque el consumo en nuestra vivienda se va a ver afectado por la imparable electrificación del sistema energético, ya que gran parte de la energía que se consume en los hogares no es eléctrica, debido en gran medida a la calefacción.
Así, en cuanto a la climatización, la aerotermia y la geotermia están llamadas a ocupar un puesto relevante, ya que emplean sistemas muy eficientes, y que en combinación con la fotovoltaica contribuyen a rentabilizar y a reducir el tiempo de amortización de la instalación de autoconsumo.
También hay un hueco en este repaso para la electromovilidad que, aunque no lleva el ritmo de adopción deseado, es cuestión de unos pocos años que desbanque a la movilidad basada en motor de combustión, claro ejemplo de bloqueo lineal que se están venciendo con innovación, inversión y normativa.
Y tú, ¿te unes al movimiento del autoconsumo de energía?
