La energía más sostenible es la que no se consume

Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la energía más limpia, barata y segura es la que no se consume, por lo que el ahorro energético es un factor imprescindible en la transición hacia una economía descarbonizada.

Una energía sostenible requiere acciones para disminuir el gasto de energía, optimizando la relación entre la energía consumida y el precio de los productos y servicios que se alimentan de ella

Es frecuente que cuando hablamos de la tan necesaria transición energética el discurso se centre en el fomento de las fuentes renovables frente a las fósiles, olvidándonos de que un uso más eficiente de la energía es una vía que tenemos todos para ser más respetuosos con el medio ambiente, a la vez que ahorramos en la factura energética.

Si nos remontamos unos años antes, con la firma del Acuerdo de París (COP21), la inmensa mayoría de los países se comprometieron a reducir activamente sus gases de efecto invernadero (GEI) con el objetivo principal de mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2°C frente a niveles preindustriales.

El aumento en el consumo de energía a nivel mundial choca directamente con la consecución del objetivo principal del mencionado Acuerdo de París

Así, no sólo es necesario disminuir el consumo de combustibles fósiles sino también aumentar la eficiencia energética, es decir, necesitamos aportar de manera decidida por la diversificación energética y por la eficiencia.

Por eficiencia energética entendemos el conjunto de acciones que tienen como objetivo disminuir el gasto de energía, optimizando la relación entre la energía consumida y el precio de los productos y servicios que se alimentan de ella.

Y las claves para conseguir este ahorro están tanto en la modificación en nuestros hábitos de consumo como en el desarrollo de inversiones e innovaciones tecnológicas.

La eficiencia energética tiene oportunidades de negocio en el ámbito de la industria

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) subraya la importancia de la eficiencia energética como recurso energético y su papel clave en el mercado global de la energía, que permite alzar la eficiencia energética a la categoría de lo que denomina primer combustible, ya que es el recurso energético que se debe usar antes que cualquier otro para cumplir los compromisos de sostenibilidad y reducir el consumo global.

Además, esta agencia pone cifras a esta cuestión, indicando que debemos reducir la intensidad energética (la energía necesaria por unidad de PIB) a nivel global un 4% cada año hasta 2030, lo que sería el más del doble que lo conseguido en la década anterior.

Con una demanda de energía creciente a nivel industrial y urbano, las medidas de eficiencia energética son la única alternativa para mantener el progreso al tiempo que se cumplen los compromisos adquiridos en relación con la sostenibilidad de nuestro estilo de vida.

Uno de los retos principales de todas las medidas de eficiencia consiste en medir el rendimiento de las inversiones de eficiencia y evaluar sus retornos, lo que supone calcular la diferencia entre lo que se ha consumido respecto a lo que se habría consumido si no se hubiesen llevado a cabo medidas.

En relación con esto, existen ya programas para dar forma a mercados transparentes de eficiencia energética donde se pueden monitorizar los ahorros reales y poder ajustar las proyecciones en función del rendimiento real.

Este tipo de escenario nos permite financiar la eficiencia energética como si se tratara de cualquier otro recurso energético.

Con este tipo de herramientas podemos potenciar la innovación en medidas de eficiencia energética, ya que el mercado funcionaría de tal manera que las medidas ecoeficientes se financiarían ellas mismas.

En este sentido, lo que se conoce como empresas de servicios energéticos (ESE) pueden ayudar a reducir de forma significativa el consumo energético de organizaciones de cualquier tipo.

Este aumento de la eficiencia energética se suele lograr mediante la implementación de una solución integral que aglutina y consolida múltiples productos y servicios, encapsulando la complejidad, garantizando la continuidad del servicio mediante una gestión más ecoeficiente y segura de la energía.

Las emisiones de carbono contribuyen al calentamiento global

En casos concretos, como puede ser el sector industrial, los equipos conectados permiten enviar información de cómo se consume la energía en el punto final de uso, lo que facilita la toma de decisiones en relación con los procesos y cómo se está usando la energía.

Como sabemos, nuestro modelo económico actual funciona acoplando crecimiento económico con emisiones GEI, por lo que urge pasar a otro modelo donde sea posible vivir mejor consumiendo menos energía y, por tanto, emitiendo menos.

Como consecuencia de esta necesidad de consumir energía de manera sostenible, es urgente realizar cuanto antes una transición energética basada en una generación descentralizada de energía, con fuentes de combustible sin emisiones y en la que se priorice el ahorro de energía.

Ricardo Estévez

Mi verbo favorito es avanzar. Referente en usos innovadores de TIC + Marketing. Bulldozer sostenible y fundador de ecointeligencia

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.