No causar un perjuicio significativo al medio ambiente

Desde hace un tiempo es frecuente que cuando presentamos proyectos de diversa índole nos pregunten cómo se ajusta éste al criterio medioambiental de no causar un perjuicio significativo (en inglés, Do No Significant Harm – DNSH), ya que, entre otras cuestiones, resulta condición indispensable para la recepción de los fondos europeos vinculados al programa Next Generation EU.

Reducir las emisiones de CO2, una de las medidas para combatir la crisis climática

La normativa que regula estos fondos europeos de recuperación recoge un total de 11 criterios que se han utilizado en la evaluación de los diferentes Planes Nacionales de Recuperación y Resiliencia, siendo uno de estos criterios el relativo al principio de no causar un perjuicio significativo.

Por su relevancia, este principio ha sido objeto de un tratamiento más amplio, detallándose una serie de objetivos medioambientales que deben estar presentes:

  1. Mitigación del cambio climático
  2. Adaptación al cambio climático
  3. Uso sostenible y protección de los recursos hídricos y marinos
  4. Transición hacia una economía circular
  5. Prevención y control de la contaminación
  6. Protección y recuperación de la biodiversidad y los ecosistemas

Pero ¿cómo podemos saber si nuestro proyecto cumple con el criterio DNSH?

Tanto en la fase de diseño como en la de evaluación, se requiere que el diseño sostenible que apliquemos a nuestro proyecto garantice una respuesta adecuada ante las siguientes cuestiones que están conectadas con los objetivos anteriores:

1. ¿Se espera que el proyecto genere importantes emisiones de gases de efecto invernadero?

Relacionada con el objetivo de mitigación del riesgo climático, y con carácter general, se persigue que los proyectos globalmente no generen emisiones relevantes de gases de efecto invernadero (GEI), aunque pudiesen tener efectos positivos en la economía o de otro tipo.

2. ¿Se espera que el proyecto provoque un aumento de los efectos adversos de las condiciones climáticas actuales y de las previstas en el futuro, en el propio proyecto, o en las personas, la naturaleza o los activos?

Esta cuestión se centra en la adaptación del proyecto al cambio climático, es decir, el efecto que pueda tener en la resiliencia frente al cambio climático, incluyendo un análisis de los riesgos climáticos físicos (olas de calor, inundaciones …).

Ejemplo de energías renovables en Dinamarca

3. ¿Se espera que el proyecto sea perjudicial para el buen estado o el potencial ecológico de las masas de agua (superficiales y subterráneas), o bien para el buen estado medioambiental de las aguas marinas?

Los proyectos que tengan impacto en este ecosistema, como pueden ser los relacionados con la eólica off-shore u otras energías renovables marinas, deberán garantizar la ausencia de estos impactos negativos.

4. ¿Se espera que el proyecto provoque un aumento significativo de la generación, incineración o eliminación de residuos, o que genere importantes ineficiencias en el uso directo o indirecto de los recursos naturales, en cualquiera de las fases de su ciclo de vida, o bien que dé lugar a un perjuicio significativo y a largo plazo para el medio ambiente en relación a la economía circular?

Es el momento de hablar de la transición a una economía circular, incluyendo la prevención y el reciclado de residuos.

En relación con este punto, es importante indicar que las ineficiencias en el uso directo o indirecto de los recursos naturales pueden reducirse de forma muy relevante mediante determinadas medidas que formen parte de los proyectos, especialmente de aquellos más transversales y de mayor alcance, como puede ser el caso de los proyectos estratégicos de recuperación.

5. ¿Se espera que el proyecto provoque un aumento significativo de las emisiones de contaminantes a la atmósfera, el agua o el suelo?

Esta cuestión aborda la problemática de la prevención y el control de la contaminación, debiéndose diseñar nuestro proyecto para evitar cualquier tipo de vertido o emisión contaminante, aunque, como ya se ha citado anteriormente, se pudiesen producir beneficios económicos significativos o de otro tipo. 

El vertido es un ejemplo de impacto de la actividad empresarial

6. ¿Se espera que el proyecto vaya en gran medida en detrimento de las buenas condiciones y la resiliencia de los ecosistemas, o que vaya en detrimento del estado de conservación de los hábitats y de las especies?

Para terminar nos ocupamos de la protección y la restauración de la biodiversidad y los ecosistemas.

Por buenas condiciones debemos entender que el ecosistema se encuentre en buen estado físico, químico y biológico o que tenga una buena calidad física, química y biológica, de forma que no se vean alteradas la composición de las especies, la estructura ecosistémica ni las funciones ecológicas.


Aunque nos pueda parecer que estas cuestiones sean obvias o que llegan tarde para combatir la crisis climática y la crisis de biodiversidad que estamos padeciendo, el mero hecho que se formalicen y obliguen a proyectos e iniciativas empresariales a desarrollarse según estas pautas ecointeligentes, supone un avance no visto hasta la fecha, en el que los intereses de toda índole han supuesto un freno a cualquier normativa que cuestionara el modelo lineal productivo imperante.

Para finalizar, hay que tener presente que, si bien todas las medidas deben someterse a una evaluación según el principio DNSH, puede adoptarse en nuestro proyecto una estrategia simplificada para aquellas que no tengan un efecto previsible, o cuyo efecto previsible sea insignificante, en todos o alguno de los objetivos medioambientales, ya que, por su propio diseño, ciertas medidas podrían tener un efecto limitado sobre uno o varios de los objetivos sostenibles.

Ricardo Estévez

Mi verbo favorito es avanzar. Referente en usos innovadores de TIC + Marketing. Bulldozer sostenible y fundador de ecointeligencia

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