Cambiar la batería del coche eléctrico no es el problema

Es frecuente cuando hablamos del coche eléctrico que se argumente como uno los inconvenientes para su implantación masiva el impacto en la sostenibilidad de millones de baterías que quedarán sin uso debido al final de su vida útil.

La batería del coche eléctrico es un elemento en continua evolución

Según estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) las ventas de vehículos eléctricos alcanzarán los 44 millones de unidades en 2030. Este dato, muy esperanzador para descarbonizar el sector del transporte, plantea el desafío de los residuos procedentes de sus baterías.

En 2030, estas baterías generarían más de 11 millones de toneladas anuales de residuos

Sin embargo, lo que puede ser un problema insalvable para algunos, para otros puede ser un reto asequible, especialmente si tenemos en cuenta las soluciones de diseño sostenible que nos puede aportar la economía circular.

Si recordamos, la economía circular significa borrar de nuestro vocabulario el concepto de residuo, desecho o desperdicio, y pensar siempre en términos de recursos.

Para revisar las primeras alternativas vamos a recurrir a lo que se conoce como jerarquía multi-R, que es la evolución de la famosa regla de la ecología (reducir – reutilizar – reciclar).

La reutilización propone usar las mismas celdas de las baterías, sin ningún cambio más que el de aplicación, mientras que el reciclado recuperaría casi todos los materiales que puedan ser usados para crear una nueva.

Atendiendo a esta jerarquía multi-R, podemos plantear primero la reutilización ya que, una vez terminada su vida útil en un vehículo continúa manteniendo una parte de su capacidad de almacenamiento que puede ser usado para otros usos.

Este sería el caso en China del proyecto conjunto entre General Motors y SAIC que consiste en marcha una estación de baterías procedentes de la electromovilidad para aprovechar la gran cantidad de estos elementos susceptibles de ser aprovechados.

En la primera instalación implantada en la provincia de Guangxi se dispone de una capacidad suficiente para alimentar las necesidades típicas durante un día de un centenar de viviendas, lo que supone una buena alternativa para el respaldo de las redes eléctricas.

Esta instalación de almacenamiento permite recoger los excedentes de energías renovables y gestionar de una manera más inteligente la red, dotando al conjunto de capacidades smart grid.

La baterías del coche eléctrico se pueden reutilizar para almacenar energía eléctrica

Otra posibilidad que hemos comentado es la del reciclaje de las baterías. En este sentido, a finales del año pasado conocimos una iniciativa liderada por Audi y la empresa belga Umicore.

Este proyecto consiste en una planta capaz de recuperar hasta el 90% del cobalto y el níquel en las baterías de alto voltaje procedentes de usos relacionados con la electromovilidad o el respaldo de consumo, que hayan finalizado su vida útil.

Esta planta iniciará su actividad recuperando las baterías procedentes del Audi eTron, de las que se extraerá el cobalto y el níquel para emplearse en nuevas baterías.

Otro ejemplo es el encabezado por la multinacional BASF, junto a Ehmann y Suez, que tiene como objetivo expandir la capacidad de producción de materiales de cátodos, por medio de una potente industria del reciclaje de baterías para proporcionar un suministro continuo de materias primas a esta actividad.

También hay gigantes de la automoción intentando no perder el tren, como es el caso Toyota que acaba de establecer su segunda planta de reciclaje de baterías fuera de Japón (Liu, Tailandia), que se une a la que ya tenía en Bélgica.

Y es que, actualmente, los fabricantes de automóviles tienen comprometida la rentabilidad de las unidades de coche eléctrico que ponen en el mercado.

Aunque, el desarrollo de tecnología alrededor de las baterías ha dado un gran salto desde 2010 y ha facilitado el aumento de autonomía y la reducción del precio de los modelos eléctrico, los fabricantes deben afrontar de manera decidida la cuestión de las baterías.

En primer lugar deben asegurar el adecuado suministro de baterías para abastecer la creciente demanda, ya que cada vez son más frecuentes las noticias de reducciones de ritmo de fabricación de coches eléctricos por falta de este elemento.

Como solución a este problema, los principales grupos automovilísticos están apostando por la producción propia de baterías, así como en lograr un suministro fiable de componentes (como el cobalto y el litio), cobrando todo el sentido los proyectos de reciclaje de estas escasas materias primas.

Otra alternativa que viene de la mano de la economía circular es la de prolongar el uso de estos elementos de almacenamiento, lo que hace que sea especialmente interesante la servitización de la batería, es decir, disfrutar del uso de la misma y que sea propiedad de empresas especialistas en gestionar de manera ecointeligente todo su ciclo de vida.

Ejemplo de coche eléctrico de una marca de automóviles convencionales

En este punto nos gustaría mencionar el proyecto de las empresas Aceleron y Eco Charger, que han creado una batería de iones de litio en la que se pueden reemplazar sus componentes cuando se detecta una degradación excesiva en alguno de ellos.

Con este planteamiento, la mayoría de los materiales que la forman y los recursos utilizados para fabricarla permanecen en la economía lo máximo posible circularizando los materiales y elementos empleados.

De esta forma, una batería puede continuar dando servicio a un coche eléctrico sin acusar una excesiva degradación durante 25 años.

Como hemos podido observar, día a día vamos avanzado y resolviendo los inconvenientes relacionados con la implantación de la electromovilidad, pero no nos olvidemos que además de lograr medios de transporte sin emisiones debemos cambiar nuestros hábitos de movilidad hacia un modelo responsable con el Planeta.

Ricardo Estévez

Mi verbo favorito es avanzar. Referente en usos innovadores de TIC + Marketing. Bulldozer sostenible y fundador de ecointeligencia

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