La economía circular y el tratamiento del agua industrial

Del desarrollo experimentado en los últimos por el concepto de economía circular no es ajeno el mundo del agua que, como uno de los recursos indispensables para la vida, requiere una estrategia de retención del valor y de consumo responsable.

La economía circular puede aportar como práctica sostenible el tratamiento de agua para su reutilización

Si nos fijamos en las características del agua como recurso, la economía circular puede aportar, como prácticas más inmediatas, el tratamiento de agua para su reutilización y la desalación, que pueden satisfacer de forma sostenible tanto el uso agrícola como el abastecimiento urbano.

Pero nos podemos olvidar de la presencia del agua en el sector industrial y, por tanto, hay que considerar en que medida el sector productivo se puede beneficiar al considerar al agua como un recurso más, sujeto a los principios de sostenibilidad propuestos por el modelo circular.

Igual que el paradigma circular nos invita a desterrar de nuestro vocabulario las palabras basura, desperdicio o desecho, con respecto al agua debemos evitar hablar de agua residual o agua contaminada.

Según los principios de la economía circular, este agua sin valor y perjudicial si se vierte en el entorno, se puede convertir en un flujo enriquecido por compuestos y materias que, en otro momento, fueron considerados de valor añadido, y que ahora, formando parte de mezclas complejas pueden ser susceptibles de recuperar su valor.

Hablamos de recuperar el valor, por ejemplo, de compuestos nitrogenados o fosforados que pueden actuar como nutrientes para las plantas, aunque en este punto la normativa va habitualmente por detrás de la tecnología y en gran parte de los países desarrollados todavía no es legal su uso como fertilizante.

Este enfoque circular hace que crezca cada día la lista de recursos contenidos en el agua que ha sido empleada en usos industriales y que pueden ser recuperados para incorporarse de nuevo en el ciclo técnico de los procesos.

Recordemos en este punto que la economía circular es ese modelo en el que el valor de los productos y materiales se mantiene durante el mayor tiempo posible, los residuos se reducen a la mínima expresión, y los recursos se reintroducen repetidamente en el ciclo técnico (Tecnosfera) creando valor hasta que llegan al final de su vida útil y se incorporan al ciclo biológico (Biosfera).

Lo cierto es que, desde hace más de un siglo, depuramos las aguas transformando sus contaminantes en algo que desde el punto de vista circular denominaríamos biomasa microbiana, y que tradicionalmente denominamos lodo o fango y se considera un desecho o desperdicio.

Aunque a este lodo se le ha intentado dar valor, mediante pirólisis o su utilización como material de construcción, la verdad es que no hemos avanzado más allá de la generación de subproductos o el planteamiento de usos marginales.

Por lo tanto, existen muchas vías a explorar mediante tecnologías sostenibles que nos permitan valorizar todas estas materias y recursos que están ubicados en este tipo de aguas antes consideradas como contaminadas.

Desde nuestro punto de vista sería conveniente concebir el tratamiento de agua residual como una industria productiva (biofactoría) y no como una destinada a degradar o minimizar el impacto de los elementos que la componen, únicamente con el objetivo principal de generar un agua que cumpla los límites legales de vertido.

Hasta ahora era frecuente valorar las estrategias en el campo del agua mediante indicadores como el porcentaje y destino de las aguas reutilizadas o el uso de energía requerido en el proceso.

El cambio hacia los postulados circular requerirá que empecemos a emplear parámetros de índole económica que señalen no solo la sostenibilidad ambiental sino también la rentabilidad, por lo que requerimos que se incorporen herramientas como el análisis de ciclo de vida (ACV) y de costes de ciclo de vida que ayuden a tomar decisiones para la implantación del modelo circular.

Finalmente indicar que este camino de cambio de paradigma de lineal a circular va a requerir de esfuerzos y de mucha imaginación antes de estas nuevas prácticas sostenibles en el campo del aguasean plenamente aceptadas.

¡Por suerte juega a nuestro favor que este nuevo sector del agua va a generar riqueza en las 3 vertientes de la sostenibilidad: la económica, la social y la medioambiental!

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