7 principios para la transición a una energía con cero emisiones

Las emisiones globales de dióxido de carbono relacionadas con la energía aumentarán en 1.500 millones de toneladas en 2021, impulsadas por un fuerte repunte de la demanda de carbón en la generación de electricidad y tras el declive del año pasado causado por la pandemia COVID-19, lo que supondría el segundo mayor aumento en la historia.

Reducir las emisiones de CO2, una de las medidas para combatir la crisis climática

Un reciente informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé que las emisiones de CO2 aumentarán este año en casi un 5%, a 33 mil millones de toneladas. El impulsor clave sería la demanda de carbón, que se calcula que crecerá un 4,5%, y el sector eléctrico representa las tres cuartas partes de este aumento.

Conseguir que el sector de la energía logre el objetivo que se conoce como cero emisiones netas supone alcanzar un estado en el que las actividades efectuadas dentro de su cadena de valor no causen ningún impacto neto en el clima debido a emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

Este objetivo se logra mediante la reducción de las emisiones de GEI de la cadena de valor, de acuerdo con las trayectorias de 1,5°C, y al equilibrar el impacto de las emisiones de gases de efecto invernadero restantes con un número apropiado de actividades que compensen el carbono emitido.

Desgraciadamente se prevé que en este 2021 la demanda mundial de energía aumente un 4,6%, por encima de su nivel de 2019. La demanda de todos los combustibles fósiles está en vías de crecer significativamente este año, y tanto el carbón como el gas aumentarán por encima de sus niveles de 2019.

Además, el aumento esperado en el uso de carbón eclipsa el de las energías renovables en casi un 60%, a pesar de la aceleración de la demanda de energías renovables. Más del 80% del crecimiento proyectado en la demanda de carbón en 2021 provendrá de Asia, liderado por China, mientras que en Estados Unidos y la Unión Europea el uso de carbón también está en camino de aumentar.

Junto a estas previsiones, la AIE también ha presentado 7 principios clave para lograr esta transición a una energía con cero emisiones (en inglés, net zero emissions). Son éstos:

1.     La recuperación sostenible de recursos puede proporcionar un impulso financiero inicial hacia una generación energética sin emisiones

A medida que los países estimulan sus economías y las reconstruyen después de la pandemia Covid-19, surge la oportunidad histórica para progresar hacia el logro de cero emisiones netas.

La AIE estima que puede ayudar aún más a los gobiernos a aprovechar la transición energética como motor para un crecimiento limpio y sostenible que impulse la creación de empleo.

2.     Hojas de ruta cero emisiones netas para 2030 y después que sean claras, ambiciosas y realizables

Los gobiernos pueden aumentar la confianza internacional en la transición energética estableciendo hojas de ruta nacionales para la acción durante los próximos 10 años, que incorporen las circunstancias de cada país y utilicen tecnologías bajas en carbono para mejorar su implementación

La AIE puede proporcionar asistencia a estos gobiernos comprometidos en el desarrollo de estas hojas de ruta hasta 2030 y más allá de esta fecha.

3.     La transición es más rápida cuando se comparte el aprendizaje

Muchos de los desafíos que se están acometiendo en el mundo están frenando la transición energética, siendo especialmente grave cuando se trata de satisfacer las necesidades energéticas de las poblaciones desatendidas y del acceso seguro y sostenible a colectivos pobres y vulnerables.

El Programa de Transición a una Energía Limpia de la AIE está apoyando a los gobiernos que lo requieren a afrontar los riegos de esta transición, tanto desde un punto técnico como económico, trazando cursos viables hacia un sistema energético sostenible e inclusivo.

Mejorar aún más los mecanismos para compartir las mejores prácticas, colaborar en el desarrollo de la tecnología y brindar asesoramiento específico a quién lo necesite puede impulsar definitivamente el ritmo de la transición energética a nivel mundial.

4.     Los sectores con bajas emisiones y la innovación son esenciales para lograr cero emisiones netas a nivel global

Es probable que actualmente las tecnologías de las primeras etapas tengan que contribuir con casi la mitad de las reducciones de emisiones necesarias para poner al mundo en el camino de lograr cero emisiones netas.

El desarrollo y despliegue a gran escala de una gama de tecnologías energéticas climáticamente neutras, combinado con la eficiencia energética, puede permitir cambios de modelos energéticos rápidos, sostenibles y profundos en todos los sectores, muchos de los cuales involucran complejas cadenas de valor trasnacionales.

Se necesitan mecanismos público-privados sólidos y consolidados para la coordinación internacional a fin de acelerar la innovación y el despliegue dentro de los sectores de actividad.

La AIE sigue trabajando para mejorar su análisis de la innovación y la descarbonización de cada uno de los sectores, promoviendo estrategias y enfoques conjuntos, incluida la coordinación con otros foros internacionales relevantes.

5.     La movilización, el seguimiento y la evaluación comparativa de la inversión pública y privada puede ser el combustible para lograr cero emisiones netas

Existe la necesidad urgente de cambiar el rumbo de la inversión en energía climáticamente neutra para poner al mundo en este camino de las cero emisiones netas.

Para 2030, la cantidad de inversión requerida en sistemas de energía eléctrica (generación, red y almacenamiento) debe sobrepasar los 1,6 billones de dólares al año para estar condiciones de lograr esas cero emisiones netas en 2050.

Van a ser necesarios grandes esfuerzos a nivel internacional para aumentar los flujos de capital para disponer de esa energía climáticamente neutra en los mercados emergentes y en las economías en desarrollo.

Los actores del sector público y privado deben unirse para crear los entornos propicios necesarios para catalizar aún más la inversión en energía sostenible y socialmente justa, cuestión en la que la AIE puede ayudar por medio de su capacidad de análisis y de influencia en gobiernos, comunidad financiera y organizaciones relevantes.

Las energías renovables posibilitan el acceso a la electricidad en zonas desfavorecidas

6.     Es moral y políticamente necesaria una transición centrada en las personas

A medida que los países desarrollan tecnologías para obtener energías limpias, el éxito de estos esfuerzos va a depender de cómo los ciudadanos se beneficien de estas oportunidades y soporten los inconvenientes. Esto incluye los impactos sociales, ambientales y económicos en personas y comunidades, así como cuestiones de asequibilidad y equidad.

También es fundamental centrarse en la formación y el desarrollo de habilidades para preparar a todos los ciudadanos para participar en una economía con cero emisiones.

Los gobiernos deben continuar compartiendo las mejores prácticas y, cuando sea útil, explorar e intensificar nuevas formas de compartir buenas experiencias para diseñar políticas energéticas climáticamente neutras que sean inclusivas y centradas en las personas.

7.     Los sistemas de energía cero emisiones deben ser sostenibles, seguros, asequibles y resilientes

Mantener la seguridad energética en la transición de modelo energético es fundamental. Gobiernos, empresas y actores clave deben anticipar y gestionar todos los desafíos de la seguridad energética, incluida la garantía de un suministro de energía ininterrumpido, incluso cuando dominan las fuentes de energía no predecibles.

Para ello será necesario garantizar una combinación de tecnologías y energías limpias, diversa, sostenible y socialmente aceptable, haciendo un mejor uso de la infraestructura existente, y abordando los desafíos emergentes como la resiliencia climática, los riesgos de ciberseguridad, y la disponibilidad y seguridad de recursos minerales críticos.

Los gobiernos deben trabajar juntos para analizar dónde deben contribuir los nuevos mecanismos a fortalecer aún más la seguridad y la resiliencia del sistema energético mundial junto con una transición rápida a las cero emisiones netas, que puede estar respaldada por la AIE y su experiencia analítica, mejores prácticas y mecanismos de seguridad.


En resumen, al estar unidos por unos retos de alto nivel, los países se verán empujados a determinar su propia hoja de ruta para lograr una energía con cero emisiones, de acuerdo a sus posibilidades y circunstancias, pero dentro de un ambicioso y sostenible marco de referencia.

Ricardo Estévez

Mi verbo favorito es avanzar. Referente en usos innovadores de TIC + Marketing. Bulldozer sostenible y fundador de ecointeligencia

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