Otra pandemia: la de los residuos

Han sido más de 1,6 millones de toneladas de residuos de material sanitario desechable generadas al día en estos 2 años de pandemia Covid-19, todo ello con el único fin de frenar la expansión del virus, esquivar los contagios y tratar a los afectados por esta enfermedad.

Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la campaña de vacunación masiva contra el coronavirus ha producido cerca de 143 toneladas de residuos, la fabricación de pruebas diagnósticas ha sumado alrededor de 2.600 toneladas de residuos plásticos y 731.000 litros de residuos químicos y el uso de material sanitario en hospitales se ha multiplicado por 10, añadiendo a su vez cientos de miles de toneladas más de basura sanitaria en nuestro entorno.

Si nos fijamos en nuestros hábitos diarios, usamos y desechamos mascarillas y guantes cuyo fin último es degradarse y convertirse en pequeñas partículas de plástico que van a extenderse por los océanos.

Unos 3.400 millones de mascarillas acaban en la basura cada día, y cada mes se desechan 64.000 millones de guantes

De acuerdo con un informe publicado en Environmental Research, una mascarilla puede liberar 173.000 microfibras sintéticas en nuestros mares y océanos, degradándose éstas en plásticos de escala nanométrica que perduran en el ecosistema durante décadas y pasan a formar parte de cadena trófica.

Sin embargo, mascarillas y guantes son solo la parte más visible del problema, a lo que hay que sumar la cuestión de que el personal sanitario hace uso también de una gran cantidad de equipos de protección individual (EPI), como pueden ser batas desechables, respiradores, materiales para recoger muestras, test rápidos y, más recientemente, recipientes para transportar y administrar vacunas.

Lo más curioso es que todo este material destinado a cuidar de nuestra salud ante la pandemia Covid-19, acaba, antes o después, en la basura, sin que exista, para sorpresa de todos, programas generalizados para el tratamiento, recuperación o eliminación de estos materiales de forma segura para el medio ambiente.

Basura marina repleta de plasticos

Se estima que a nivel mundial, el 66% de las instalaciones sanitarias disponen de sistemas de gestión eficaces para manejar este volumen de residuos, sin embargo este porcentaje cae hasta el 30% en los países en vías de desarrollo.

Estos desechos médicos incluyen desde plásticos corrientes hasta residuos peligrosos, que serían un 15 % del total. 

Una gestión inadecuada de este tipo de basura puede liberar contaminantes en el entorno que afecten tanto a plantas y animales como a la calidad del agua y del aire, lo que acaba revirtiendo de nuevo en la salud humana.

Todavía peor, su quema incontrolada puede generar gases de efecto invernadero (GEI) que causan la crisis climática que estamos padeciendo, y lanzan también a la atmósfera contaminantes que afectan a nuestra salud.

De lo visto hasta ahora, nos urge replantear y considerar las implicaciones ambientales sobre cómo se adquiere, usa y gestiona el material sanitario que estamos utilizando de forma generalizada y masiva para hacer frente a esta pandemia de coronavirus.

Con la intención de hacer cara a este problema de la proliferación estos residuos, sin empeorar la gestión de la crisis Covid-19, la OMS señala los siguientes puntos a tener en cuenta:

  • Reducir y racionalizar el uso de EPI mediante prácticas más sostenibles. Por ejemplo, en muchos casos, el uso de guantes puede reemplazarse por una higiene adecuada de las manos.
  • Desarrollar equipos de protección lavables y reutilizables, así como EPI fabricados con materiales renovables.
  • Reducir el número de envases necesarios y hacerlos más sostenibles y reciclables.
  • Invertir en mejores sistemas de recogida y reciclaje de residuos sanitarios no peligrosos.
  • Apostar por la fabricación local y regional de los equipos médicos más sencillos, lo que permitiría producir bajo demanda.

A esto podríamos añadir una mejora en la formación para una mejor gestión de residuos y un refuerzo en los sistemas de tratamiento de desperdicios mediante normativa y estándares más claros y exigentes.

La economía circular y las oportunidades ligadas al plástico

A medio plazo, estas buenas prácticas no solo contribuirán a reducir la contaminación provocada por esta pandemia, sino que abaratarán la factura de los tratamientos médicos y ayudarán a construir sistemas de salud bajos en carbono y con un impacto reducido desde el punto de vista de la sostenibilidad.

Para finalizar, nos gustaría resaltar la importancia de tomar conciencia e implementar los medios necesarios para dar respuesta a este tsunami de basura que amenaza con profundizar, aún más, la crisis climática y ambiental en la que está inmersa nuestro Planeta.

Ricardo Estévez

Mi verbo favorito es avanzar. Referente en usos innovadores de TIC + Marketing. Bulldozer sostenible y fundador de ecointeligencia

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