Cada vez es más frecuente encontrar casos en los que empresas de lo que se denomina economía social que impulsan actividades de economía circular, ocupando así nichos de actividad que desarrollan los principios en los que se apoya el modelo circular, reduciendo y eliminado residuos y creando oportunidades laborales.
Recordemos que la economía social comprende un conjunto de iniciativas socioeconómicas que priorizan la satisfacción de las necesidades de las personas por encima del lucro.
La economía social también persigue el desarrollo de valores como son la solidaridad y la igualdad, así como favorecer el desarrollo local, la cohesión social, la inserción de colectivos desfavorecidos, la conciliación familiar y la sostenibilidad.
Las iniciativas y actividades que dan lugar a la economía social son muy variadas, teniendo en común una gestión democrática y participativa, la orientación a las necesidades de las personas, y un compromiso declarado con la comunidad.
Estas iniciativas las podemos localizar en diferentes modalidades, como pueden ser las empresas de inserción, los centros especiales de trabajo (CET), las cooperativas, o las asociaciones y fundaciones.
La economía social pone en el centro de la actividad económica el valor de la persona, lo que es fundamental para impulsar de manera definitiva la implantación de la economía circular
De todo esto se deduce que el objetivo principal de la economía social es el de cubrir las necesidades de las personas, mediante el acceso a un trabajo digno y contribuyendo al desarrollo de una sociedad más justa, saludable y sostenible.
En este sentido, la vertiente ambiental de la sostenibilidad es un eje de actividad importante del sector social, y dentro de este ámbito son muchas las empresas sociales que se dedican a actividades ligadas a la gestión de residuos y a la recuperación de recursos.
Aunque estas actividades son únicamente un pequeño subconjunto de lo que supone la economía circular, las empresas de la economía social pueden tener un rol importante en la implantación de modelos de negocio basados en el fomento de la reutilización, la reparación, el reacondicionamiento, el reciclaje y el desarrollo del mercado de bienes de segunda mano.
Fruto de un análisis más detallado es fácil observar las siguientes interacciones entre la economía social y la economía circular:
- Comparten las 3 vertientes de la sostenibilidad: económica, social y medioambiental.
- Tienen como objetivo optimizar el valor de los recursos y de las personas dentro del modelo económico.
Además de esto, la empresa social destaca en otros aspectos circulares, pues a menudo es referente local debido a las tareas sociales que desarrolla, cubriendo necesidades y carencias que el sistema económico y los servicios públicos no alcanzan a satisfacer.
También la empresa social aporta un rol colaborativo que potencia el trabajo en red con otras entidades y actores de todo tipo (administraciones públicas, empresas privadas, entidades de formación, consumidores …).
Tampoco nos podemos olvidar de que estas empresas de la economía social pueden aportar otras fortalezas para el impulso de la economía circular, ya que cuentan con un alto grado de resiliencia, suelen ser muy eficientes en el uso de los recursos, y destacan por la puesta en marcha de iniciativas ligadas a la innovación social.
Finalmente, nos gustaría incidir en la necesidad de fomentar la aparición de este tipo de proyectos de economía social y apoyarlos en sus distintas etapas, de tal manera que sedimenten modelos de negocio sostenibles ligados a la eliminación del concepto de residuo y con la creación de puestos de trabajo de calidad en un entorno local.
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