El coche eléctrico es una alternativa ecointeligente (1)

Suele ocurrir en discusiones en las que media el coche eléctrico que algún escéptico muestra dudas sobre las bondades de esta solución ecointeligente.

Una de las dudas más habituales se plantea en relación a la ecoeficiencia de un vehículo eléctrico y cómo influye el origen de las fuentes de las que se obtiene la electricidad que consume.

Pongamos el caso de una central térmica con una eficiencia entre el 35% y 60% y otra con fuentes renovables del 100%, ya que implica la no utilización de energías primarias finitas y con coste. A modo de referencia el vehículo convencional de gasolina (en inglés, Internal Combustion Engine, y sus siglas ICE), con motor de combustión interna, tiene una eficiencia global del 25%. Es decir de la energía del combustible introducido en el vehículo sólo se obtiene en forma de energía mecánica para el movimiento de las ruedas el 25%, desaprovechándose el 75% restante, principalmente por rozamientos dentro del motor o en la tracción o los propios factores termodinámicos limitadores del rendimiento en los motores de explosión.

Por su parte, en el vehículo híbrido (en inglés, Hybrid Electric Vehicle, HEV), la introducción de un motor eléctrico, además del convencional, contribuye a la mejora de la eficiencia energética hasta alcanzar niveles del 30%. En el caso del vehículo eléctrico (Battery Electric Vehicle, BEV), las estimaciones muestran una eficiencia que alcanza el 77% si la electricidad que carga las baterías del BEV tiene un origen plenamente renovable y un 42% si el mix de generación eléctrica está basado en gas natural. Lógicamente, el Híbrido Enchufable (Plug-in Hybrid Electric Vehicle, PHEV), dado que es una combinación de motor convencional y eléctrico, tendrá una eficiencia mixta entre el 31-49%, según la utilización de los mismos, muy superior a la del vehículo convencional o el híbrido tradicional.

Se puede llegar a aprovechar el doble una unidad de energía en un PHEV respecto a un vehículo convencional

Según estimaciones del Massachusetts Institute of Technology (MIT) el coste para un vehículo eléctrico puro se situaría en 2035 en 25.800 dólares, alrededor de 15.000 dólares más caro que un vehículo base con la tecnología convencional. Este mayor coste tiene un impacto sobre la amortización, que será el mayor coste por kilometro de este vehículo. Estudios consideran un coste futuro de la batería de 320 dólares por kWh para el PHEV y de 250 dólares por kWh para el BEV. Así, una reducción de coste de las baterías por debajo de esta estimación contribuiría a la competitividad del coche eléctrico frente al convencional.

El consumo de energía del vehículo convencional (pongamos unos 6 litros por cada 100 km, lo que implica un coste de unos 7€/100 km a precios actuales) es muy superior al del BEV (15 kWh por cada 100 km, a unos 0,17€/KWh, lo que implica un coste de alrededor de 2,55€/100 km que además se podría reducir aplicando tarifas con discriminación horaria). Considerando unos costes de mantenimiento, el coste total por kilómetro es muy superior en los vehículos convencionales que en los eléctricos.

De este análisis se desprende que considerando todos los costes de producción y de operación y con las hipótesis utilizadas, el vehículo eléctrico será más económico en el futuro. De este modo, aunque el vehículo eléctrico seguirá teniendo un coste inicial superior, a medida que se vayan recorriendo kilómetros se irá compensando dicho sobrecoste inicial. Lo mismo pasó en su día con los motores diésel en comparación con los de gasolina.

En una próxima entrega hablaremos de lo que supone el vehículo eléctrico en el ahorro de emisiones de gases contaminantes.

¿Eras consciente de la ecoeficiencia del coche eléctrico?