(Actualizado el 22/09/2025)
Cada vez que paso junto a los pinos centenarios de Churra y veo algunos reducidos a tocones, no puedo evitar que me invada una profunda tristeza. En la zona decimos que eres más viejo que los pinos de Churra para bromear sobre la vejez porque estos gigantes verdes han custodiado esta pedanía de Murcia (España) durante más de un siglo.

Como vecino de Churra comprometido con la sostenibilidad y el medio ambiente, no puedo quedar indiferente ante su declive. La mayoría de los ejemplares ya se han perdido y los pocos que quedan luchan por sobrevivir.
Estos pinos no son solamente árboles. Son parte de la memoria colectiva y un pilar de nuestro entorno natural. Su sombra ha cobijado durante décadas a miles de personas y su silueta da identidad al paisaje de la huerta, además de ser hogar de la fauna local.
Y, aunque, están protegidos por ley como árboles monumentales, ni así se ha frenado su deterioro. Siento que mi compromiso como ciudadano me lleva a denunciar esta situación e insistir en que no podemos permitir que este tesoro natural se pierda ante nuestros ojos.
En esta serie de artículos vamos a explorar la historia de estos pinos centenarios, las medidas legales para resguardarlos, los peligros que los acechan y las estrategias necesarias para conservarlos para las futuras generaciones. Vamos a ello:
1. Árboles monumentales como tesoros ambientales y culturales
Los árboles monumentales es auténtica memoria viva, con valor ecológico y cultural excepcional. Por sus dimensiones, edad o historia, representan un patrimonio único que merece protección y cuidados especializados.
Estos gigantes vegetales brindan importantes beneficios ambientales, pues albergan biodiversidad (hábitat para aves, insectos y otros organismos), fijan dióxido de carbono y mejoran la calidad del aire, regulan la temperatura local con su sombra y contribuyen a mantener la humedad del suelo.
Al mismo tiempo, muchos se han convertido en símbolos culturales y puntos de referencia del paisaje, vinculados a tradiciones locales y a la memoria colectiva de las comunidades que los han visto crecer durante generaciones.
Su contemplación inspira respeto por la naturaleza y ofrece oportunidades educativas, culturales e incluso de desarrollo sostenible en las regiones donde se hallan. En definitiva, conservar estos árboles monumentales no solamente protege ecosistemas, sino también la identidad histórica y el legado cultural de un territorio.
Sin embargo, a pesar de su importancia, los árboles monumentales suelen enfrentar amenazas crecientes. Su edad avanzada los hace más vulnerables a alteraciones ambientales y, paradójicamente, muchas veces han sobrevivido gracias al cuidado humano de antaño.
Hoy día, el cambio de usos del suelo, la presión urbanística y la falta de atención especializada los ponen en riesgo
En nuestra región, la Ley 14/2016 de Patrimonio Arbóreo Monumental de la Región de Murcia reconoce que la pérdida de ejemplares singulares en el pasado se debió en gran medida a la falta de conocimiento y cuidado, y subraya la necesidad de asistencia continuada para garantizar su pervivencia.
Esta ley establece que estos árboles singulares han dejado de ser meramente árboles forestales, agrícolas u ornamentales, para pasar a ser piezas únicas de un patrimonio natural y cultural que demanda nuestros mejores cuidados.
El caso de los pinos centenarios de Churra (Murcia, España) ilustra a la perfección estos desafíos y la urgencia de actuar para salvar unos ejemplares de incalculable valor ambiental e histórico.
También indicar que en esta zona encontramos también otros ejemplares arbóreos de gran valor ecológico, muchos de ellos pinos, que, aunque no tienen la catalogación de árbol monumental, merecen la misma atención que estos pinos centenarios, ya que también se están viendo deteriorados o incluso siendo cortados, debido principalmente a intereses urbanísticos.

2. Contexto histórico y ambiental de los pinos centenarios de Churra
Churra es una pedanía situada al norte de la ciudad de Murcia (España), en plena huerta murciana, la tradicional vega irrigada a orillas del río Segura.
El nombre de Churra proviene precisamente de una histórica red de acequias (canales de riego) que desde la Edad Media vertebran este paisaje agrícola. En este entorno de huertos y acequias, se alzan los pinos centenarios de Churra, también conocidos localmente como pinos de Churra la Nueva por estar ubicados junto a la acequia de Churra la Nueva, un cauce de riego construido hace siglos en la zona.
Se trata de un conjunto de pinos piñoneros (Pinus pinea) de porte majestuoso, superando muchos de ellos los 100 años y alcanzando alturas superiores a los 20 metros, con amplias copas en forma de paraguas.
Durante generaciones han sido hitos del paisaje de la huerta, visibles a gran distancia sobre los cultivos, y parte del cotidiano de agricultores y vecinos, y su estampa inconfundible, recortándose contra el cielo murciano, los ha convertido en testigos vivos de la historia local y en elementos identitarios tanto de Churra como de la vecina pedanía de El Puntal.

Es probable que estos pinos monumentales fuesen plantados durante la segunda década del siglo XX para dar sombra, señalar caminos o lindes de parcelas, e incluso aprovechar sus piñones comestibles.
Su presencia junto a la acequia sugiere que se beneficiaban del riego tradicional de la huerta, creciendo vigorosamente gracias a un suelo bien hidratado. De hecho, la acequia de Churra la Nueva corría al aire libre paralela a la antigua (Churra la Vieja), permitiendo la infiltración de agua al terreno circundante.
Esto creó un microhábitat húmedo favorable para los pinos durante décadas en una región de clima semiárido. Gracias a esas condiciones y a cuidados puntuales de los regantes, muchos de estos árboles alcanzaron tamaños excepcionales y han sobrepasado el siglo de vida.
Así, no es de extrañar que los vecinos los consideremos parte de nuestro patrimonio local, asociados a recuerdos familiares, dichos y relatos populares, y al paisaje de la huerta que ha nutrido culturalmente a Murcia.
Sin embargo, el entorno de estos pinos ha cambiado significativamente en las últimas décadas, cediendo terreno la huerta tradicional frente a la expansión urbanística de Murcia y sus pedanías.
Churra, en particular, ha pasado de ser un área rural para integrarse en la periferia metropolitana, con nuevos barrios, centros comerciales y carreteras en las inmediaciones, trayendo consigo este desarrollo alteraciones en las prácticas de riego y en los niveles freáticos.
A medida que se urbanizaba, la acequia de Churra la Nueva fue entubada (canalizada bajo tierra), eliminando el caudal superficial que antes empapaba los suelos. Además, parcelas que antes eran de cultivo con riego regular pueden haber quedado abandonadas o edificadas, reduciendo aún más el aporte hídrico disponible para los árboles.


En resumen, los pinos centenarios de Churra se encuentran ahora en un entorno mucho más seco y humanizado que aquél en el que crecieron, lo que ha repercutido negativamente en su salud y supervivencia.
Relacionado con esto, y para poder entender la relación de la ciudad de Murcia con el río Segura y su red de acequias, os dejamos con un documental imprescindible titulado El Legado Oculto de la Aljufía y realizado por la Universidad de Murcia, en el que se muestra el funcionamiento de la red de regadío basado en acequias, la importancia de la cultura del agua de la huerta de Murcia, y la necesidad de proteger y recuperar este patrimonio. Esperamos que os resulte de interés.
En nuestra próxima entrega repasaremos la protección legal de estos árboles monumentales y el estado actual de conservación de los pinos centenarios de Churra.