En la comprensión de los desafíos ambientales actuales, surge un concepto fundamental conocido como el Síndrome de la Línea de Base Cambiante (Shifting Baseline Syndrome–SBS), también conocido como amnesia generacional.

Este fenómeno describe cómo las percepciones de las condiciones se ajustan con el tiempo, haciendo que las generaciones más jóvenes acepten como normales los cambios que han ocurrido en el pasado.
Este sesgo cognitivo influye de manera significativa en la sostenibilidad, especialmente en su vertiente medioambiental, ya que distorsiona la percepción colectiva sobre el estado real de los ecosistemas y dificulta la implementación de medidas efectivas para su conservación.
El Síndrome de la Línea de Base Cambiante (SBS) se manifiesta cuando cada generación evalúa el estado del ambiente basándose en su propia experiencia, sin considerar los cambios históricos que han ocurrido previamente, lo que provoca una reducción progresiva en los estándares de lo que se considera una condición ambiental saludable.
Por ejemplo, si una comunidad local observa que la presencia de una especie animal o vegetal ha disminuido considerablemente en las últimas décadas, puede comenzar a percibir esta reducción como normal, en lugar de reconocerla como una pérdida significativa.
Este ajuste continuo de la línea de base impide que las sociedades reconozcan la magnitud de la degradación ambiental y, por ende, limita su capacidad para responder adecuadamente a las crisis ecológicas.
Este síndrome se relaciona estrechamente con el sesgo de statu quo, también conocido como sesgo de conocimiento, que describe la tendencia humana a preferir que las cosas permanezcan como están, resistiéndose al cambio incluso cuando este podría ser beneficioso.
En el contexto de la crisis climática y de la pérdida de biodiversidad, este sesgo se convierte en un obstáculo significativo, ya que la preferencia por mantener el statu quo impide la adopción de medidas innovadoras y necesarias para enfrentar los desafíos ambientales, perpetuando así los problemas existentes.
Así, la combinación de ambos sesgos crea un entorno donde la inacción se convierte en la norma, exacerbando las consecuencias negativas para el Planeta
Un ejemplo ilustrativo de estos fenómenos se observa en la pesca comercial, donde, durante décadas, las poblaciones de ciertos peces han disminuido drásticamente debido a la sobrepesca.
Las generaciones anteriores, que han experimentado abundantes capturas, transmiten esta percepción a las generaciones más jóvenes, sin embargo, a medida que las capturas disminuyen, los jóvenes pescadores pueden considerar la reducción como un estado normal, sin reconocer la pérdida histórica de biodiversidad, impidiendo esta aceptación tácita la implementación de regulaciones más estrictas y sostenibles, perpetuando la degradación de los ecosistemas marinos.
La realidad es que la riqueza natural ha cambiado significativamente a lo largo del tiempo debido a la actividad humana, el cambio climático y otros factores, transformándose con el tiempo la percepción de la naturaleza, lo que se graba en nuestra memoria colectiva y determina nuestra relación con el mundo natural.
Este cambio en la percepción afecta la capacidad de las sociedades para valorar y proteger adecuadamente los recursos naturales, ya que las generaciones actuales pueden no ser plenamente conscientes de la magnitud de las pérdidas anteriores.
La transformación de la percepción ambiental a lo largo de las generaciones tiene profundas implicaciones para la sostenibilidad, pues al perder la conexión con estados anteriores más saludables de los ecosistemas, se debilita la motivación para restaurarlos y preservarlos.

Además, esta desconexión dificulta la valoración de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos que proporcionan, lo que a su vez afecta las políticas y prácticas de conservación, y, sin una comprensión clara de lo que se ha perdido, es menos probable que las sociedades tomen medidas proactivas para prevenir futuras degradaciones.
Para abordar el Síndrome de la Línea de Base Cambiante (SBS) y mitigar sus efectos en la sostenibilidad, es fundamental implementar estrategias que promuevan una conexión más profunda y consciente con el entorno natural.
Una de las formas más efectivas es la restauración continua del ambiente natural, recuperando la biodiversidad perdida mediante proyectos de reforestación, restauración de hábitats y conservación de especies, lo nos lleva a mejorar el estado de los ecosistemas y servir de recordatorio de lo que alguna vez existió.
La monitorización y la recopilación de datos científicos son igualmente cruciales para contrarrestar la amnesia generacional ambiental, ya que la documentación detallada de las condiciones ambientales a lo largo del tiempo proporciona una base sólida para evaluar los cambios y planificar acciones de conservación.
Aumentar las experiencias con el mundo natural es otra estrategia efectiva para combatir el SBS, facilitando éstas una comprensión más profunda de los ecosistemas y sus dinámicas, lo que a su vez promueve una mayor conciencia y compromiso con su conservación.
Al conectar a las personas con su entorno natural, se fomenta una valoración más auténtica y duradera de la biodiversidad
La educación ambiental y la divulgación científica desempeñan un papel fundamental en la prevención de la amnesia generacional ambiental, pues a través de programas educativos que integran conocimientos científicos y experiencias prácticas, se puede cultivar una comprensión crítica de los problemas ambientales y su evolución histórica.
La divulgación científica amplifica el alcance de esta educación, asegurando que la información sobre los cambios ambientales y sus impactos llegue a un público más amplio, sabiendo que una sociedad bien informada está mejor equipada para reconocer y responder a las señales de degradación ambiental, evitando así la aceptación de nuevas líneas de base degradadas.
Además, es esencial fomentar la participación comunitaria en iniciativas de conservación y seguimiento ambiental, ya que involucrando a las comunidades locales en la gestión de los recursos naturales se crea un sentido de responsabilidad compartida.
La integración de tecnologías avanzadas también puede contribuir a mitigar el SBS, permitiendo estas herramientas el análisis de tendencias a largo plazo y la identificación de áreas críticas que requieren atención inmediata.
Asimismo, la promoción de políticas públicas que apoyen la conservación y restauración ambiental es crucial, ya que un marco legal sólido garantiza que los esfuerzos individuales y comunitarios se alineen con objetivos más amplios de sostenibilidad a nivel nacional e internacional.
Otro aspecto importante es la valoración económica de los servicios ecosistémicos, lo que puede impulsar inversiones al reconocer el valor económico de la biodiversidad y los ecosistemas saludables.
Además, es fundamental fomentar una cultura de responsabilidad intergeneracional, promoviendo el respeto y la consideración hacia las generaciones futuras incentiva a las personas a tomar decisiones conscientes sobre el uso de los recursos naturales y la protección del medio ambiente.
En conclusión, el Síndrome de la Línea de Base Cambiante (SBS) representa un desafío significativo para la sostenibilidad, ya que distorsiona nuestra percepción de los cambios ambientales y perpetúa la inacción frente a la degradación ecológica.
Sin embargo, mediante la implementación de estrategias integrales que incluyen la restauración ambiental, la monitorización científica, el aumento de experiencias con la naturaleza, la educación ambiental y la divulgación científica, es posible mitigar los efectos de esta amnesia generacional.
La combinación de estas acciones fortalece la memoria colectiva sobre el estado real de los ecosistemas y promueve una cultura de sostenibilidad que es esencial para enfrentar los desafíos ambientales actuales y futuros.
