Un paso más a dar: la inversión socialmente responsable

La trascendencia social que han tenido algunas prácticas, los vicios generados por la propia dinámica del sistema han hecho que el capitalismo haya reducido su atractivo generando una creciente desconfianza, que se manifiesta principalmente en los jóvenes.

La inversión socialmente responsable suelen aplicar como criterio de selección la satisfacción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Fue en verano de 2019 cuando la revista de The Economist constataba el descenso del apoyo del capitalismo por parte de los jóvenes en Estados Unidos.

Esa erosión explica también el ascenso de los fondos de inversión responsables que descartan trabajar con empresas que no tienen un comportamiento socialmente responsable, siendo igualmente llamativo el caso del activismo de los accionistas, que se se manifiesta, cada vez con más frecuencia, en las juntas de accionistas, en interpelaciones sobre prácticas discutibles.

La inversión socialmente responsable, los fondos solidarios, los vehículos de inversión socialmente sostenibles, entre otras denominaciones, hace años que han dado muestras de una sensibilidad diferente, con una marcada profesionalidad y buenos resultados en sus inversiones.

Muchos inversores aplican como criterio de selección de sus inversiones la satisfacción de los objetivos sociales, que suelen coincidir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas.

No hablamos solamente de inversión referida al cuidado medioambiental, sino también a la de índole social

Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible

Por eso no es extraño que un número cada día mayor de compañías traten de alcanzar la consideración de empresas sostenibles, tratando de hacer de la necesidad una virtud, siempre que no caigan en el detestable lavado verde o greenwashing.

Es llamativo el fenómeno de las auditorías a las que se somete un número cada vez mayor de empresas, y que llevan a cabo determinadas organizaciones, con el fin de verificar que estas marcas y empresas se ajustan a criterios medioambientales, éticos y sociales aceptables.

Así, la compatibilidad entre beneficios y objetivos socialmente responsables de las grandes empresas está siendo defendida desde hace unos pocos años por grandes entidades financieras o de inversión, siendo un caso significativo la carta de 2020 a los inversores enviada por Larry Fink de BlackRock expresando la necesidad de realizar inversiones en proyectos sostenibles.

BlackRock es uno de los mayores gestores de activos financieros y, como hemos dicho, discrimina entre compañías atendiendo a estos objetivos sostenibles. En torno a esta compañía se ha formado una coalición de inversores que han asumido como prioridad la inversión en proyectos medioambientales y de financiación verde.

Este y otros movimientos alrededor de los que se conoce como inversión con criterios ESG (en inglés, Environment, Social and Governance) están dejando de lado a la hora de invertir proyectos donde se aprecian actuaciones discriminatorias en las empresas, ya sea por razones étnicas o de género.

Muy significativo ha sido el cambio de posición de la asociación estadounidense denominada Business Roundtable, creada a principios de los setenta del pasado siglo y en la que participan los principales ejecutivos de las grandes empresas de este país.

Esta asociación, como representante de la ortodoxia del mercado, siempre ha interpuesto la atención al accionista sobre cualquier otra prioridad, por lo que llamó mucho la atención cuando en 2019 su presidente anunció el cambio de orientación respecto a los fines que han de asumir las empresas, extendiendo el tradicional que daba la primacía a los accionistas a otros más amplios: la atención a los trabajadores, a sus clientes, proveedores ya las comunidades en las que están presentes.

Aunque se mantiene la mención explícita a la rentabilidad para los accionistas, ésta ha pasado a ser citada en último lugar, y se precisa que es a largo plazo donde se han de centrar las aspiraciones ligadas a la rentabilidad.

Las monedas sociales reaparicieron a raíz de la crisis de 2008

Lo que hace unas décadas sería ideas estrafalarias, hoy en día son cada vez más numerosas las empresas que asumen los planteamientos sostenibles por ser, principalmente, condiciones fundamentales para la supervivencia del propio capitalismo, aunque tardíamente reconocidas.

Compatibilizar la rentabilidad de las empresas con la satisfacción de los criterios ESG es posible, así como mantener un grado suficiente de transparencia que facilite la rendición de cuentas de la empresa ante la sociedad y sus accionistas.

Esto suele ser objeto de desarrollo en los cada día más numerosos informes de sostenibilidad que elaboran muchas empresas.

Para finalizar podemos decir que todo esto son exigencias viables, requerimientos mínimos para reducir las disfunciones y excesos del sistema económico, que como ya dijimos, amenazan su propia supervivencia.

La consecución de la compatibilidad entre capitalismo, progreso y respeto al Planeta y sus habitantes será con toda seguridad la referencia para conseguir entre todos la adopción de un estilo de vida sostenible.

Ricardo Estévez

Mi verbo favorito es avanzar. Referente en usos innovadores de TIC + Marketing. Bulldozer sostenible y fundador de ecointeligencia

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