Fue en diciembre de 2019 Cuando la Unión Europea (UE) anunció su intención de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte por carretera en un 90% para 2050 en comparación con 1990, a lo que se ha unido a finales de 2022 el anuncio de la prohibición de venta de vehículos de combustión más allá de 2035.
Sin embargo, las ventas de coches eléctricos, entendiendo como tales no solo los 100% eléctricos sino también los híbridos enchufables, no terminan de arrancar en el conjunto de los países de la UE, no siendo España una excepción.
En España, estas ventas, contemplando desde turismos a cuadriciclos, vehículos comerciales e industriales y autobuses, han cerrado 2022 con un algo menos de 85.000 unidades matriculadas.
Aunque este dato representa un aumento superior al 19% respecto a las cifras de ventas de 2021, dada la importancia que debe tener la electromovilidad en la disminución de las emisiones de gases de efectos invernadero (GEI), esta cifra de ventas es claramente insuficiente.
En el caso del mercado español de vehículos eléctricos la cuota de venta se sitúa actualmente en menos del 9% del total de matriculaciones de todo el mercado, cuando en países como Alemania ya están superando el 15%.
Sin embargo, según estudios recientes, en Europa se estima que la curva de aceleración de la movilidad eléctrica en el sector público y privado va a crecer de forma exponencial. En esto van a tener mucho que decir nuevas propuestas, como es el caso de Smart.
Cada vez surgen más planes, en los distintos niveles de las administraciones públicas, para sustituir los vehículos de motor de combustión por variantes eléctricas, y esta tendencia se está extendiendo cada vez más también a las opciones de transporte público, como autobuses urbanos e interurbanos.
Incluso en los segmentos de furgonetas y camiones, se vislumbra en los próximos años y décadas un avance importante de los sistemas de propulsión puramente eléctricos por batería.
En cuanto al desarrollo de la infraestructura de recarga, también se detectan desigualdades sustanciales entre países europeos.
En los países nórdicos, Países Bajos y Alemania, por ejemplo, ya ha habido grandes avances en la instalación.
Sin embargo, en otros países, como España, Italia o Grecia aún continúan algo rezagados en cuanto al desarrollo de esta infraestructura de recarga, lo que inevitablemente también trae consigo algunas reticencias a la hora de adquirir un vehículo eléctrico por parte de los usuarios.
No obstante, la previsión es que la red continúe creciendo en estos países y que se produzca una aceleración importante ya en este 2023, auspiciado tanto por el crecimiento de la red pública como por el desarrollo de puntos de recarga a nivel doméstico y privado.
Desde un punto de vista comercial, Europa acometerá nuevas iniciativas de gran alcance en los próximos meses para mantener la competitividad de su industria, y esto se aplicará no solo al caso de los turismos, sino también, y cada vez más, al de los vehículos industriales, autobuses y camiones.
Hasta ahora, Estados Unidos se había mantenido por detrás de Europa en cuanto a movilidad eléctrica, pero las cifras actuales indican que el número de vehículos eléctricos se ha disparado en los últimos años.
Las iniciativas para detener el alza de la inflación y los altos precios de los combustibles, junto con la aparición de una serie de nuevos productos atractivos en todos los ámbitos, han dado un nuevo impulsohacia la adopción del coche eléctrico en Estados Unidos.
Ahora, la reseñable cuota de mercado de los vehículos eléctricos en California y la Costa Este se está desplazando hacia el interior de EEUU, y la previsión es que el país alcanzará una cuota de vehículos eléctricos de alrededor del 40% en 2025.
En Estados Unidos el despliegue de la infraestructura de carga para vehículos eléctricos también ha avanzado, pero debe mantener el ritmo de una demanda cada vez mayor.
China se convertirá en uno de los mayores mercados y países exportadores de vehículos eléctricos y, por tanto, incentivará a su propia industria para que aumente aún más rápido la innovación y la producción de vehículos eléctricos y baterías.
Es probable que a los fabricantes europeos y americanos les resulte cada vez más difícil competir, pero también es cierto que aparecen proyectos conjuntos, como es el caso de Smart, que combinan el avanzado desarrollo chino con el conocimiento del sector de fabricantes clásicos europeos, lo que puede suponer un punto de inflexión en el dominio del coche eléctrico.
En el contexto de la escalada del precio de la energía, entre la opinión pública impera una cierta inseguridad en relación con el desarrollo de la electromovilidad. Sin embargo, el aumento de los costesestá vinculado estrechamente a la crisis actual y, por lo tanto, es de esperar que no tendrá un largo recorrido.
Más allá de ello, la tendencia hacia formas de generar energía renovable no se ha detenido y continúa su ascenso imparable.
La energía será cada vez más económica a medio y largo plazo gracias a las renovables y a las redes inteligentes de energía (smart grid), lo que contribuirá al desarrollo de la movilidad eléctrica y de la infraestructura de carga necesaria, tanto a nivel público como privado.
En cualquier caso y para finalizar este repaso, parece que la electrificación de los vehículos ha arrancado con los modelos de gama alta, ya que los primeros desarrollos son los más caros y este tipo de vehículos soportan mejor este coste añadido, pero al igual que ha pasado con otros productos disruptivos, como fue el caso de los teléfonos móviles, en breve se va a lograr la madurez suficiente para pasar de un producto exclusivo a uno de consumo masivo.
¡Esperemos que todo este proceso de innovación y de abaratamiento del coche eléctrico sea una realidad en 2023 y que el boom se produzca cuanto antes mejor!
