La vida abarca cada rincón de la Tierra. Sin embargo, parece que a los humanos nos sobra el resto de la presencia en el Planeta, lo que pone en serio peligro todo el capital natural que tenemos a nuestra disposición.
Es importante recordar que hemos sufrido 5 grandes extinciones en los últimos 450 millones de años. La última aconteció hace 65 millones de años, en la época de los dinosaurios, y fue causada por un meteorito de grandes dimensiones.
Si no hubiéramos aparecido los humanos, hace 10.000 o 20.000 años, seguramente el Planeta hubiera vivido su punto álgido de biodiversidad. Pero nuestra sola presencia va camino de tener las mismas consecuencias que ese gran meteorito que impactó en la superficie de la Tierra.
De mascotas exóticas a especies invasoras
Aunque hablar de mascotas exóticas nos puede llevar a pensar en especies invasoras procedentes de tierras lejanas, lo cierto es que suele ser aquella que sea diferente de perros o gatos, siendo los más comunes en España hurones, conejos de diferentes razas, aves como las ninfas, cobayas y pequeños reptiles.
La diferencia principal entre mascota exótica y especie invasora está en si abandonar esa mascota supondría el caos para la biodiversidad autóctona, cuestión que debemos evitar en cualquier caso para evitar riesgos para la flora y fauna local.
En muchas ocasiones, debido a prácticas ilegales o poco éticas, estos animales que llegan a nuestro entorno proceden de ecosistemas que se ven degradados por la acción del hombre, dándose la paradoja de que una vez capturados tienen difícil volver a integrarse en su espacio original y tampoco los recibimos de buen grado entre nosotros, siendo una vez más el animal el principal perjudicado.
Cuantas más especies vivan en un ecosistema, más productivo y estable será éste, y mayor capacidad de recuperación ante las adversidades
Por tanto, si disminuye la biodiversidad, si se extinguen algunas especies, la efectividad del sistema puede verse afectada, siendo la pandemia de coronavirus COVID-19 una de estas consecuencias de la alteración del equilibrio de la naturaleza.
El comportamiento destructivo del que hacen gala algunos de los humanos se puede asociar a rasgos darwinianos propios de cuando la humanidad estaba evolucionando y nuestra supervivencia se basaba en el sometimiento del resto de las especies.
En ese contexto primigenio, actuar como depredadores era un método de colonización muy eficaz, y en el que el corto plazo nos aseguraba vivir otro día más. Esto es algo bastante alejado de la situación de la mayoría de los humanos que vivimos en la actualidad.
El resultado de continuar con esta visión estrecha y cortoplacista es que continuamos agrediendo a la biodiversidad del Planeta comprometiendo los ecosistemas que dan soporte a la vida humana.
Cada vez más surgen voces acreditadas que alertan de que nos podemos encontrar ante las primeras etapas de la sexta extinción debido a esta reducción de biodiversidad que estamos provocando y que amenazan nuestra presencia en la Tierra tal y como ahora la conocemos.
El mantenimiento del ecosistema en peligro
Nuestra actividad frenética y depredadora está provocando una alarmante reducción de la biodiversidad debido principalmente a la destrucción de los principales ecosistemas y de las especies que allí viven.
En este escenario, incluso las mal llamadas en ocasiones especies invasoras merecen nuestra atención para salvar a muchas de ellas de una desaparición cierta.
Acciones que nos pueden parecer de poca importancia como atender a un animal silvestre o a una mascota exótica recurriendo a profesionales, es un gesto responsable que ayuda a proteger la biodiversidad. Si te ves en alguno de estos casos, puedes consultar de urgencia un veterinario especializado (ejemplo). ¡Seguro que conoces a alguien que se ha visto en esta situación!
