Cada vez más conscientes del problema que supone para el Planeta la proliferación de la basura marina, es motivo de alegría y de esperanza las distintas iniciativas que están surgiendo para combatir el deterioro ambiental que amenaza a nuestros mares y océanos.
Recientemente el Parlamento Europeo aprobó una propuesta para prohibir los productos plásticos de un solo uso. Son productos presentes desde hace muchos años en nuestras vidas. Hablamos de: platos, cubiertos, bastoncillos de algodón y pajitas.
Junto a las artes de pesca abandonadas, los plásticos de un solo uso representan más el 70% de la basura marina, siendo el propósito de esta iniciativa que sean prohibidos en la UE en 2021.
También tendrán que desaparecer del mercado los palitos para globos, los productos de plástico oxo-degradable y los contenedores de comida rápida de poliestireno expandido.
Entre 4,8 y 12,7 millones de toneladas de plástico acaban cada año en los océanos
En 2050, según la estimación de la Fundación Ellen Macarthur, los océanos podrían contener más plásticos que peces.
Para evitar que estos desechos sigan contaminando el mar y ensucien las playas, en estas mismas fechas la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo aprobó las nuevas reglas que hacen frente a los 9 principales productos plásticos de un solo uso hallados en las costas europeas.
Los océanos contienen más de 150 millones de toneladas de plásticos en la actualidad
En relación a los problemas causados por los residuos plásticos en el mar, no sólo contaminan las costas, sino que también afectan a toda la fauna marina.
Los animales se enredan en ellos y confunden los fragmentos más pequeños con comida, lo que puede provocar su intoxicación y acabar con su vida.
Los seres humanos, debido a la cadena alimentaria, también ingieren este material, aunque las consecuencias para su salud aún no están determinadas.
Además, los desperdicios marinos provocan pérdidas económicas en los sectores dependientes del mar y en la producción. En general, en la economía permanece sólo alrededor de un 5% del valor de los envases plásticos, el resto acaba en la basura, lo que confirma la necesidad de avanzar hacia un modelo circular.
Además de hablar de problemas, también nos gusta plantear soluciones. Es evidente que la mayoría de ellas vienen de evitar vertidos que provoquen que los plásticos acaben en mares y océanos.
También se han considerado propuestas como la de disminuir al 25% el consumo de envases de alimentos y al 50% los filtros de cigarros que contienen plástico en 2025.
Una colilla puede contaminar entre 500 y 1.000 litros de agua, y abandonada en una cuneta, puede tardar hasta 12 años en desintegrarse
De ahí que sean importante desarrollar todo lo relativo a la Responsabilidad Ampliada del Productor, asegurándose los organismos implicados que las compañías productoras cubran los costes de recogida de sus desechos, incluido el transporte y tratamiento.
Garantizar que el 90% de las botellas para bebidas se recojan de aquí a 2025, a través de Sistemas de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), etiquetar las compresas y tampones higiénicos, las toallitas húmedas y los globos de plástico, y concienciar sobre la importancia del reciclaje son otras de las medidas en la dirección correcta.
Otro productos contaminantes que hemos mencionado, son los relacionados con las artes de pesca, que tienen un gran potencial de reutilización y, sin embargo, suponen el 27% de la basura marina.
Las propuestas en este sentido están orientadas a que los productores asuman los costes de la gestión de estos residuos que deben ser devueltos a los puertos y que se recogan al año al menos el 50% de las artes de pesca y se reciclen un 15% en 2025.
Estas propuestas aprobadas, y otras que vienen de camino, no son nada más que el principio de un (largo) camino esperanzador que nos llevé a un horizonte de #DesperdicioCero, basado en un estilo de vida sostenible.
¿Avanzamos juntos?
