Eres más viejo que los pinos de Churra (3)

Los pinos centenarios de Churra, en plena huerta murciana, son mucho más que árboles: son memoria viva de un paisaje y de una comunidad que los ha visto crecer durante generaciones.

Salvar a los pinos de Churra exigirá un esfuerzo conjunto y sostenido, combinando acción y planificación para que no terminen por desaparecer
Ejemplares de pinos centenarios de Churra, patrimonio natural de Murcia, España

La frase popular eres más viejo que los pinos de Churra refleja la admiración que siempre han despertado estos gigantes verdes, que durante más de un siglo han dado sombra, cobijo y carácter a la pedanía. Sin embargo, hoy esa admiración convive con la indignación, pues de los numerosos ejemplares que llegaron a formar parte del Catálogo de Árboles Monumentales de la Región de Murcia, apenas sobreviven unos pocos.

El resto han sucumbido a una combinación letal de sequías prolongadas, presión urbanística y, sobre todo, la inacción de unas instituciones que no supieron cuidar lo que ellas mismas habían declarado intocable.

La imagen de troncos secos y tocones es el testimonio amargo de lo que significa convertir la protección legal en un mero papel sin medidas reales de conservación.

Aun así, no todo está perdido. Los pinos que resisten son una oportunidad para rectificar y demostrar que el patrimonio natural puede salvarse si actuamos con decisión.

Su futuro dependerá de que ciudadanos y administraciones trabajemos juntos para restaurar su entorno, garantizar su cuidado y sembrar la esperanza de que Churra siga teniendo pinos centenarios durante muchos años más.

1. Medidas para la preservación: de la emergencia a la planificación a largo plazo

Ante el estado crítico de los pinos centenarios de Churra (Murcia, España), en el último año se han puesto en marcha medidas de emergencia para intentar frenar su agonía. A partir de octubre de 2024, el Ayuntamiento de Murcia comenzó a realizar riegos extraordinarios mensuales al arbolado.

Cisternas municipales han estado aportando unos 14.000 litros de agua en cada riego (equivalente a 2.500 litros por pino), con el objetivo de proporcionar la humedad mínima necesaria para su supervivencia.

Estos riegos de socorro continuaron durante el invierno y la primavera, y se han intensificado en verano de 2025, realizando el Ayuntamiento de Murcia un segundo riego extra en el mismo mes para aliviar el estrés hídrico de los árboles, debido a los episodios de calor extremos sufridos.

Paralelamente, se llevaron a cabo los tratamientos fitosanitarios (endoterapia) para controlar la plaga de insectos perforadores que afectaba a algunos ejemplares, monitorizando su estado sanitario de cerca.

Estas acciones de choque, aunque tardías, buscan ganar tiempo y evitar que los pinos supervivientes mueran en el corto plazo

No obstante, los expertos y ecologistas coinciden en que la solución no puede limitarse a riegos puntuales de urgencia, sino que es necesaria una estrategia integral de conservación a medio y largo plazo, siendo una de las primeras demandas de Huermur la de restaurar las condiciones hídricas naturales de la zona.

En concreto, exigen el desentubamiento de la acequia de Churra la Nueva, permitiendo que el agua vuelva a discurrir a cielo abierto junto al pinar. De hecho, gracias a la presión ciudadana, en octubre de 2024 el Ayuntamiento de Murcia instó formalmente a la comunidad de regantes responsable a que proceda a desentubar el cauce.

El objetivo es que la acequia recupere su permeabilidad, es decir, que el agua de riego humedezca de nuevo el terreno donde se asientan los árboles. Esta medida podría restablecer, al menos parcialmente, el equilibrio hídrico que mantenía vivo al pinar durante décadas.

Parte no entubada de la acequia Churra la Nueva cercana a los pinos centenarios

Asimismo, se ha recordado desde Huermur que el Plan General de Ordenación Urbana de Murcia (PGOU) obliga a mantener las acequias tradicionales con su vegetación ribereña, por lo que reabrir Churra la Nueva no sólo sería beneficioso ecológicamente sino también un deber legal para preservar el paisaje original.

Otra acción esencial es la repoblación y relevo generacional de estos árboles monumentales. Dado que la mayoría ya se han perdido, Huermur propone aprovechar los que quedan como fuente de vida futura, y que, por cada árbol desaparecido, se deberían plantar 3 nuevos pinos usando material genético de los ejemplares supervivientes.

Esto implicaría recoger piñas y piñones de los pinos centenarios que aún viven, germinarlas en vivero y reintroducir los árboles jóvenes en la misma zona. De esa manera se conservarían los genes adaptados localmente y se mantendría la continuidad histórica y paisajística del enclave.

Los nuevos pinos tendrían que plantarse en la alineación original que formaba el conjunto, para recrear en lo posible la configuración monumental que antaño caracterizaba al lugar.

Si esta replantación se lleva a cabo con éxito, las futuras generaciones podrían heredar un nuevo pinar centenario emparentado con el original, asegurando la permanencia del patrimonio en el largo plazo.

Claro está, dicha repoblación debe ir acompañada de cuidados durante años (riego de apoyo, protectores contra fauna, podas de formación …) para que los plantones prosperen en un clima cada vez más seco.

Ejemplar de pino de gran valor ecológico en la huerta de Churra

En cuanto a los ejemplares adultos que aún resisten, es crucial implementar un plan de gestión individualizado. Esto incluiría continuar los riegos de apoyo periódicos en épocas críticas (veranos secos), aplicar tratamientos preventivos contra plagas de forma regular, y evaluar el estado estructural de cada árbol.

En algunos casos, podría requerirse realizar podas de saneamiento para eliminar ramas muertas y reducir el riesgo de caída, o instalar sistemas de apuntalamiento en árboles muy debilitados para evitar que colapsen.

También es recomendable establecer un seguimiento científico: instalar sensores de humedad en suelo, inspeccionar la vitalidad de raíces, y efectuar análisis fitopatológicos periódicos.

Y, dado el valor excepcional de estos pinos, las administraciones podrían colaborar con universidades y expertos en arboricultura monumental para asesorar con buenas prácticas de conservación.

La propia Ley 14/2016 aboga por este enfoque proactivo, planteando la necesidad de seguimiento de la evolución de su estado de salud, aplicación de tratamientos de conservación, restauración de los árboles y mejora del entorno de forma continua.

En resumen, tratar a cada pino centenario con atención experta para maximizar sus opciones de supervivencia.

Por último, pero no menos importante, se requiere voluntad política e implicación social. Huermur ha anunciado que llevará el caso a los tribunales, considerando que podría haber incluso delitos ambientales por omisión de deber de conservación.

Independientemente de la vía judicial, es fundamental que las autoridades asuman su responsabilidad, que no es que sino destinar fondos específicos, coordinar con los regantes y propietarios, y cumplir y hacer cumplir la normativa de protección. Al mismo tiempo, la sociedad civil tiene un papel clave.

La presión ciudadana ya logró cambios (como que se inste oficialmente a reabrir la acequia), y seguirá siendo necesaria para vigilar que las medidas prometidas se ejecuten. Campañas de sensibilización podrían ayudar a los vecinos de Murcia a conocer estos árboles monumentales y a entender su valor, fomentando un sentido de orgullo y custodia colectiva.

Restos de tala indiscriminada de pinos en Churra debido a intereses urbanísticos

Recientemente, a principios de 2025, en un espacio cercano a los pinos de centenarios de Churra se ha vivido un episodio de tala de ejemplares de pino carrasco (Pinus halepensis) de gran valor ecológico, debido a la presión urbanística a la que está sometida la pedanía, y al que ha sobrevivido (hasta el momento) un único árbol de la decena existente.

Único ejemplar de pino superviviente en esta zona de Churra después de la tala de enero de 2025

Además de permanecer atentos y denunciar este tipo de actuaciones, incluso gestos sencillos, como evitar arrojar basura o hacer fuego cerca de los pinos, respetar los cercados, o participar en jornadas de riego y plantación si se organizan, pueden marcar la diferencia.

En definitiva, salvar a los pinos de Churra exigirá un esfuerzo conjunto y sostenido, combinando acción inmediata y planificación a futuro para que estos recursos natural de gran valor no terminen por desaparecer.

Aquí os dejamos un vídeo reciente que muestra el estado actual en que se encuentra el entorno de los pinos centenarios de Churra (Murcia, España):

2. Conclusión: Un patrimonio de todos, una responsabilidad compartida

Los pinos centenarios de Churra representan mucho más que un grupo de árboles viejos ya que son parte integral del patrimonio natural e histórico de la Región de Murcia (España).

Su silueta ha adornado el paisaje de la huerta durante más de un siglo, conectándonos con la Murcia agrícola de nuestros antepasados, y recordándonos la íntima relación entre la cultura local y sus recursos naturales.

Permitir que desaparezcan sería perder un legado vivo irreemplazable, una derrota tanto ecológica como cultural. Por el contrario, su conservación y recuperación puede convertirse en un símbolo esperanzador de cómo la sociedad murciana valora su medio ambiente y está dispuesta a actuar para protegerlo.

Este caso nos invita a reflexionar sobre la importancia de pasar de las palabras a los hechos en materia de sostenibilidad. Las leyes y catálogos por sí solos no salvan árboles; son las acciones concretas (regar, cuidar, vigilar, educar) las que marcan la diferencia.

También nos enseña que la protección del patrimonio natural es una tarea de larga duración: lo que hagamos hoy (o dejemos de hacer) determinará si dentro de otros cien años seguirá habiendo pinos monumentales en Churra para que los contemplen nuestros descendientes.

En un contexto global de cambio climático y crisis de biodiversidad, cada árbol centenario que conservemos importa, no solo por sí mismo sino como símbolo de resiliencia y de compromiso con un modelo de desarrollo sostenible.

En última instancia, proteger estos árboles es responsabilidad de todos. Las administraciones deben liderar con recursos y cumplimiento de la ley, las organizaciones ecologistas y expertos deben seguir aportando conocimiento y levantando la voz de alarma cuando haga falta, y la ciudadanía puede implicarse exigiendo soluciones y apoyando las iniciativas de conservación.

Los pinos de Churra han sobrevivido a muchas generaciones de murcianos, y ahora es el momento de que nosotros nos aseguremos de que sobrevivan a la nuestra. Cuidar de este patrimonio natural no es solo un deber legal o moral, sino también una oportunidad, la de fomentar la sostenibilidad en la región, de reconectar con nuestros paisajes tradicionales y de demostrar que desarrollo y respeto ambiental pueden ir de la mano.

Cuando paseas puedes disfrutar de este paisaje adornado por los pinos centenarios de Churra

Únicamente me queda por decir que, como vecino de Churra, me indigna profundamente cómo hemos perdido la mayoría de nuestros pinos centenarios por la inacción institucional y la falta de prevención. Estos árboles emblemáticos eran parte de nuestra identidad y verlos desaparecer por desidia duele e irrita. Es inaceptable que, por la negligencia de quienes debían proteger nuestro patrimonio natural, hoy solamente queden unos pocos testigos de este conjunto de gran valor.

Pero además de indignarnos, podemos aprovechar el (poco) margen que tenemos para actuar y salvar lo que nos queda. No permitamos que lo poco que sobrevive corra la misma suerte. Es responsabilidad tanto de las administraciones como de cada uno de nosotros no repetir los mismos errores, defender nuestro patrimonio natural y fomentar una cultura de sostenibilidad activa y comprometida.

Todavía estamos a tiempo de cambiar el rumbo. Si actuamos unidos ahora, podemos asegurar que los pinos que quedan sigan en pie y que futuras generaciones hereden una Murcia más verde y concienciada.

¡Protejamos estos gigantes de la huerta pues su destino está, literalmente, en nuestras manos!

Ricardo Estévez

Mi verbo favorito es avanzar. Referente en usos innovadores de TIC + Marketing. Bulldozer sostenible y fundador de ecointeligencia

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