Suelos que atrapan emisiones: la revolución de la agricultura del carbono

La lucha contra el cambio climático no se juega sólo en chimeneas y tubos de escape: también se decide bajo nuestros pies. Los suelos son el mayor reservorio de carbono terrestre y, cuando están bien gestionados, pueden convertirse en un potente sumidero de CO₂ que complemente la descarbonización de la economía. Por el contrario, su degradación libera carbono a la atmósfera y agrava el problema.

La agricultura del carbono reúne un conjunto de prácticas agrícolas diseñadas para capturar y almacenar carbono en el suelo y la biomasa

En este contexto, la agricultura del carbono (carbon farming) reúne un conjunto de prácticas agrícolas diseñadas para capturar y almacenar carbono en el suelo y la biomasa, a la vez que mejora la salud del suelo, la biodiversidad y la resiliencia de los agroecosistemas.

Lejos de ser una moda, su potencial de mitigación y beneficios está respaldado por la ciencia climática más reciente, situando el IPCC la gestión de suelos agrícolas y ganaderos entre las opciones con mayor potencial de reducción de emisiones a costes relativamente bajos.

Además, la agenda regulatoria empieza a reconocer su papel, y en Europa se ha creado un marco voluntario para certificar absorciones de carbono y agricultura del carbono (CRCF), con el objetivo de impulsar la integridad, evitar el greenwashing y canalizar financiación hacia prácticas de alto impacto.

Así, creemos relevante explicar en qué consiste la agricultura del carbono, qué técnicas la hacen posible, qué beneficios aporta, dónde ya funciona, qué retos enfrenta y cómo se integra en estrategias climáticas más amplias.

1. ¿Qué es la agricultura del carbono y cómo se relaciona con la agricultura regenerativa?

La agricultura del carbono es un enfoque de manejo agrario cuyo objetivo principal es aumentar el carbono orgánico del suelo (COS) y, en menor medida, el carbono vegetal, mediante prácticas que favorecen la fijación biológica de carbono (vía fotosíntesis)reducen pérdidas por laboreo intensivo, erosión o degradación. A diferencia de una medida puntual, es un conjunto de prácticas adaptadas al contexto (clima, tipo de suelo, cultivo, sistema ganadero).

Está estrechamente ligada a la agricultura regenerativa, que busca restaurar funciones ecológicas del suelo (ciclo del agua, nutrientes, estructura) mediante principios como minimizar la perturbación, mantener el suelo cubierto, diversificar rotaciones, integrar ganado y aumentar la biodiversidad funcional.

En la práctica, la agricultura del carbono es una capa climática dentro de lo regenerativo, poniendo el foco en el secuestro de CO₂, pero acompasado a mejoras agronómicas y ecológicas (fertilidad, infiltración, actividad biológica).

2. Técnicas clave de agricultura del carbono

2.1 Cultivos de cobertura (cover crops)

Siembras no destinadas a cosecha (leguminosas, gramíneas, crucíferas) que protegen el sueloaportan raíces vivas todo el año y aumentan el aporte de carbono al perfil, a la vez que mejoran la estructura, reducen erosión y ayudan a gestionar nutrientes (fijación de N en leguminosas).

2.2 Rotación y diversificación de cultivos

Sustituye monocultivos por secuencias diversas que rompen ciclos de plagas, equilibran extracciones y aportan residuos de distinta calidad.

Las rotaciones con leguminosas aumentan el retorno de carbono y reducen dependencias de fertilizantes sintéticos.

2.3 Siembra directa y agricultura de conservación

Al eliminar o reducir el laboreo, se minimiza la oxidación de materia orgánica y la perturbación del agregado, favoreciendo la estabilidad del COS.

Combinada con residuos en superficie y rotaciones, es uno de los pilares para ganar carbono en suelos de cultivos extensivos.

2.4 Agroforestería y setos/cordones vegetales

La integración de árboles en tierras agrícolas (linderos, callejones, silvopastoreo) aumenta biomasa aérea y radicular, aporta hojarasca, estabiliza microclimas y crea hábitat.

Como efecto, parte del carbono queda bloqueado en madera y parte entra en el banco de carbono del suelo.

2.5 Manejo holístico del pastoreo

Una carga animal y tiempos de descanso bien planificados estimulan el crecimiento de pastos perennes, aumentan raíces profundas y exudados que alimentan el suelo, y favorecen la cicatrización del pastizal.

En climas variables, la flexibilidad del manejo es crucial.

2.6 Aporte de enmiendas orgánicas y compost

El compost estabiliza carbono y aporta microorganismos beneficiosos; las enmiendas orgánicas (estiércoles bien madurados, restos vegetales) suman carbono y nutrientes.

Bien calibradas, pueden aumentar COS y mejorar productividad.

2.7 Biochar (carbón vegetal)

Material rico en carbono producido por pirólisis de biomasa. Es estable en el suelo (escala de décadas a siglos), puede mejorar retención de agua y nutrientes y almacenar CO₂ en forma recalcitrante.

Su idoneidad depende del tipo de suelo y de la calidad del biochar.

3. Beneficios ambientales y climáticos

  • Mitigación del cambio climático: al aumentar el carbono orgánico del suelo y la biomasa, el sistema retira CO₂ de la atmósfera y lo almacena en fracciones más estables. El IPCC reconoce este potencial en tierras de cultivo y pastizales como parte del paquete AFOLU (Agricultura, Silvicultura y Otros Usos del Suelo).
  • Salud del suelo y resiliencia: más COS implica mejor estructura, agregación y retención de agua, con menor erosión y mayor biodiversidad edáfica. Son beneficios clave que, a su vez, mejoran la productividad y la estabilidad frente a sequías y eventos extremos.
  • Biodiversidad y servicios ecosistémicos: bordes vivos, setos y rotaciones aumentan la diversidad vegetal y de polinizadores, y contribuyen a control biológico y conectividad del paisaje.
  • Calidad del agua y nutrientes: suelos con cobertura y estructura filtran mejor, reduciendo escorrentía y pérdidas de nitrógeno, con beneficios para acuíferos y masas de agua.
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4. Casos de éxito

4.1 California (EE. UU.): Healthy Soils Program

Desde 2017, el Healthy Soils Program del Departamento de Alimentación y Agricultura de California (CDFA) financia prácticas que construyen carbono en el suelo (cubiertas, compost, setos, reciclaje de huertos …).

En febrero de 2025, la línea de incentivos de 2024 adjudicó 155 proyectos por algo más de 10 millones de dólares, reflejando una demanda sostenida por parte de agricultores y ganaderos.

4.2 Australia: método de carbono en suelos bajo el esquema ACCU

Australia cuenta con un método específico para medir y acreditar el aumento de carbono del suelo en explotaciones agrícolas, dentro del esquema de Unidades Australianas de Crédito de Carbono (ACCU).

El regulador publica guías operativas y requisitos de proyecto; en 2023-2024 se registraron emisiones de créditos en explotaciones ganaderas que adoptaron mejoras de manejo, ilustrando la viabilidad, pero también la complejidad de estos proyectos.

5. Retos y limitaciones para su adopción

5.1 Medición, reporte y verificación (MRV)

El COS es heterogéneo en el espacio y cambia lentamente. Medir variaciones con confianza estadística exige diseño muestral, profundidad adecuada y, a menudo, modelización combinada con datos de campo.

Esto tiene costes y barreras técnicas que pueden frenar a pequeñas explotaciones. Los marcos recientes (como el CRCF) y metodologías nacionales abordan estos retos, pero su calidad y consistencia aún se están afinando.

5.2 Permanencia y riesgo de reversión

El carbono del suelo puede perderse por cambios de gestión, sequías o incendios; , subrayando el IPCC que el potencial de algunas opciones disminuye con el calentamiento, por lo que la gestión continuada y la resiliencia del sistema son claves.

Mecanismos de seguros, buffers y compromisos plurianuales ayudan a gestionar este riesgo.

5.3 Adicionalidad e integridad ambiental

Para que los créditos representen beneficios reales, deben ser adicionales (no business as usual), cuantificables y con sostenibilidad demostrable.

La UE y varios países avanzan en estándares y códigos (bosques, turberas) con salvaguardas, y los mercados de carbono del suelo aún están consolidando metodologías robustas.

5.4 Economía de la transición

Aunque muchos beneficios son agrónomicos, los costes iniciales, la incertidumbre sobre pagos y la gestión del riesgo pueden disuadir.

Programas públicos (eco-regímenes europeos, Healthy Soils en California) y privados (contratos de carbono con compradores) están cerrando la brecha, pero requieren claridad en precios, plazos y reparto de valor.

6. ¿Cómo encaja en las estrategias de mitigación del cambio climático?

La agricultura del carbono no sustituye la descarbonización de la energía, el transporte o la industria, sino que las complementa.

En los escenarios del IPCC, las medidas del sector AFOLU (gestión de suelos de cultivo y pastos, agroforestería, biochar, mejora del arroz, gestión de nutrientes y ganado) aportan un bloque significativo de mitigación con beneficios para suelos, agua y biodiversidad.

A esto se suman medidas de demanda (dietas saludables y sostenibles, reducción del desperdicio alimentario) que multiplican el impacto.

En Europa, el CRCF pretende homogeneizar la certificación y activar demanda de absorciones de alta calidad, alineando objetivos 2030 y 2050. A nivel nacional, la PAC y sus eco-regímenes ofrecen una vía de entrada para millones de hectáreas, creando puentes entre política agraria y objetivos climáticos.

7. Conclusión: cultivar carbono es cultivar futuro

La agricultura del carbono aporta una doble promesaretirar CO₂ de la atmósfera y regenerar la base productiva de la que dependen nuestras economías rurales.

Sus técnicas son conocidas, adaptables y escalables cuando se combinan con conocimiento localapoyo técnico e incentivos adecuados.

El reto está en hacerlo bien: medir con rigor, garantizar permanencia, asegurar adicionalidad y repartir valorde forma justa.

La buena noticia es que ya existen programas públicos, marcos regulatorios y mercados en evolución que pueden acelerar la adopción, especialmente si se integran con agricultura regenerativa y se alinean con estrategias climáticas más amplias.

Para quienes trabajan el campo, para empresas con cadenas de suministro agrícolas y para administraciones, el mensaje es claro: invertir en suelos vivos es una de las formas más inteligentes de mitigar el clima, adaptarse a sus impactos y asegurar productividad a largo plazo.

Empecemos por lo básico y construyamos desde ahí un futuro bajo en carbono y alto en vida.

Ricardo Estévez

Mi verbo favorito es avanzar. Referente en usos innovadores de TIC + Marketing. Bulldozer sostenible y fundador de ecointeligencia

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