A inicios de este siglo, la idea de crear una red de distribución inteligente (smartgrid) empezaba a ganar adeptos pero lo cierto es que no ha encontrado el impulso necesario en ninguna iniciativa formal de la Unión Europea o de EEUU.
IBM, Cisco, Siemens y General Electric se estaban preparando ya para introducirse en ese campo, dispuestas a convertir la red inteligente en una superautopista de la electricidad (Electricidad 2.0). La red de transporte de electricidad se convertiría así en una red infoenergética que permitiría que millones de personas que generan su propia energía compartieran los excedentes de igual a igual, el conocido planteamiento peer to peer.
Esta red energética abarcará tanto domicilios particulares como oficinas y fábricas. Los vehículos estarán continuamente intercomunicados, compartiendo información y energía en todo momento. Las redes inteligentes de suministros estarán conectadas también a los cambios meteorológicos, lo que les permitirá ajustar continuamente el flujo eléctrico y las temperaturas internas tanto a las condiciones del tiempo como a la demanda de los consumidores. La red será asimismo capaz de ajustar la electricidad consumida por los electrodomésticos y, en caso de que experimente picos de consumo de energía y riego de sobrecarga, el software podrá, por ejemplo, enviar instrucciones a la lavadora para que cambia su programa de lavado y ahorre energía.
Como el precio verdadero de la electricidad en la red varía a lo largo del día, la información real mostrada en los medidores digitales instalados en todos los edificios hará posible la tarificación dinámica, lo que permitirá que los consumidores varía su consumo de energía automáticamente dependiendo del precio. Los consumidores que acepten que se les practiquen ligeros ajustes en su consumo eléctrico recibirán bonificaciones en su factura. La tarificación dinámica también contribuirá a que los productores locales de energía sepan cuando es mejor momento para vender su electricidad sobrante a la red o cuándo desconectarse de ésta por completo.
El gobierno federal estadounidense asignó recientemente una partida presupuestaria al desarrollo de la red de distribución inteligente por todo el país. Los fondos se destinarán a la instalación de medidores eléctricos digitales, de sensores de transmisión por la red y de sistemas de almacenaje de energía a fin de introducir alta tecnología en la distribución de electricidad.; todo esto servirá para transformar la red eléctrica existente en una especie de Internet de la Energía.
La red inteligente es el revulsivo que necesita la nueva economía
Si Internet creó miles de empresas y millones de nuevos empleos, lo mismo hará la red eléctrica inteligente. Además esta red será muchas veces más grande que Internet, ya que algunos hogares no tienen acceso a Internet pero, en el primer mundo, prácticamente todos tienen acceso a la electricidad, lo que potencialmente les permitirá estar conectados.
La informática de última generación ha inclinado la balanza del poder de las nuevas energías renovables de carácter distribuido en detrimento de las viejas energías centralizadas basadas en combustibles fósiles. Hoy disponemos de software avanzado que permite conectar un gran número de dispositivos cuyo poder lateral una vez en red supera el poder de computación de los mayores superordenadores centralizados del mundo.
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