La transición energética nos lleva ante una nueva revolución industrial

La transición energética está transformando el poco sostenible paradigma tradicional en un sistema integrado por redes de consumo y demanda compartidas, cuyos pilares de desarrollo son lo que se conoce como las cuatro D: descarbonización, descentralización, digitalización y democratización.

La transición energética impulsa una revolución industrial que transforma definitivamente el modelo tradicional y sus pilares de desarrollo

En realidad, los grandes cambios tecnológicos ligados a este nuevo modelo energético nos llevan ante una nueva revolución industrial, centrada en 2 ejes principales: una electrificación cada vez más amplia y eficiente, y la utilización de energía procedente de un recurso renovable con un coste competitivo.

Teniendo en cuenta este nuevo modelo sostenible, lo siguiente es plantear de qué modo se puede incrementar en los próximos años no solo la producción energética, sino también la obtención de un rendimiento económico reduciendo costes para la industria.

Esta transición energética en el sector industrial va a requerir la suma de una serie de elementos básicos, como pueden ser financiación, tecnología, adopción social y de mercado, innovación y talento, materias primas, industrialización productiva y, por supuesto, energía

Así, la descarbonización debe entenderse como un valor añadido para las empresas, en especial las industriales, tanto desde el punto de vista de la competitividad, a través de la disminución de los costes asociados a la electricidad y estabilidad en precio de la energía, como de cara a sus clientes, cada vez más sensibles a las cuestiones relacionadas con la sostenibilidad.

Y para avanzar hacia este futuro sostenible, el momento actual es adecuado para hacer inversiones, ya que después de la pandemia COVID 19 han surgido líneas de ayudas para la transición energética de la industria, alineadas con el desarrollo de las renovables y descarbonización industrial.

Esta transición imparable dispone ya de un marco legislativo cada vez más flexible, soluciones técnicas y el apoyo de la sociedad para este cambio

La descarbonización de la industria requiere 3 acciones fundamentales: aplicar medidas de eficiencia energética, avanzar hacia una economía circular y electrificar todos los usos y procesos posibles, para conseguir una industria más sostenible y competitiva.

Así, la eficiencia energética puede suponer a las empresas un ahorro de costes de entre el 25 y el 30%, y para conseguirlo es necesario el impulso del almacenamiento para gestionar excedentes, el desarrollo de los certificados de eficiencia energética y la digitalización, que permite aumentar el conocimiento sobre la demanda para gestionarla adecuadamente.

Este último punto es particularmente importante, pues la transformación desde un modelo centralizado unidireccional a un sistema distribuido requiere de información para funcionar y poder acometer una gestión inteligente de la red.

De hecho, en este nuevo modelo, la demanda sólo se puede gestionar correctamente apostando por la transformación digital, ya que es imprescindible gestionar los instrumentos disponibles para aumentar la eficiencia, y, en este proceso, soluciones como las comunidades energéticas pueden formar parte del sistema de manera muy resiliente.

Así, las soluciones de autoconsumo individual y colectivo, los acuerdos PPA y el uso ecointeligente de la energía procedente del mercado a través de una buena gestión de la demanda se convierten en soluciones que mejoran ostensiblemente la competitividad de la industria.

La puesta en marcha de soluciones de renovables ha hecho a muchas empresas ser conscientes del ahorro que supone una adecuada gestión de la demanda, a través entre otros elementos de la eliminación de picos de consumo, lo cual se consigue a través de una buena planificación.

La simulación en planta reduce los costes de operación

Junto a la planificación de la demanda, existen otra serie de opciones para contribuir a la eficiencia energética y por tanto a la sostenibilidad: la realización de auditorías energéticas que analicen el consumo y aporten pautas de mejora, la implantación de la ISO 5001 para establecer procesos de mejora continua y el incremento del autoconsumo fotovoltaico cuando la industria tenga esta posibilidad, preferentemente junto con el vertido a red, que aumenta de manera importante el retorno de inversión.

En resumen, la tan necesaria transición energética de la industria es una oportunidad tanto desde el punto de vista económico como medioambiental, y la descarbonización de la industria permite una mejora en el entorno competitivo, muy de agradecer por las empresas especialmente en momentos de crisis.

Ricardo Estévez

Mi verbo favorito es avanzar. Referente en usos innovadores de TIC + Marketing. Bulldozer sostenible y fundador de ecointeligencia

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