El vehículo eléctrico como parte de la movilidad del futuro

El vehículo eléctrico supone una reducción de más del 65% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) respecto a los convencionales y, en ese sentido, es un gran aliado para la consecución del objetivo nº 11 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que se ocupa de la construcción de ciudades y comunidades sostenibles.

El vehículo eléctrico supone un salto cualitativo en la reducción de la contaminación global y es una pieza fundamental en la movilidad del futuro

En la actualidad, los entornos urbanos ocupan únicamente el 3% de la superficie de la Tierra, pero consumen entre el 60% y el 80% de la energía y emiten el 75% del CO2, y para reducir este impacto, se apuesta por la mejora en el acceso a sistemas de movilidad más sostenibles.

Esto implica el uso de energías más limpias, como puede ser la eléctrica, en detrimento de las procedentes de los combustibles fósiles, como el petróleo y el gas.

Poniendo el ejemplo de España, según los últimos datos ahora circulan por sus unos 180.000 vehículos eléctricos, con el objetivo de que en 2030 lo hagan unos 5 millones, lo que puede suponer algo más del 15% del parque móvil a esa fecha.

Es el primer paso hacia el verdadero reto: asegurar un parque móvil de cero emisiones en 2050. Un objetivo que requerirá un mayor esfuerzo y mucho compromiso por parte de los países miembros de la Unión Europea (UE).

En el cambio hacia una movilidad sostenible es clave garantizar la eficiencia de las soluciones y del proceso de implementación de éstas.

Existen diversos estudios sobre la electromovilidad y la infraestructura que requieren arrojan luz sobre este asunto del que muchos hablan y pocos conocen.

De estos informes se obtienen conclusiones interesantes como que el vehículo eléctrico puro (BEV) es el más eficiente de las tecnologías disponibles (hasta 4 veces más eficiente que el de gasolina), seguido de los híbridos enchufables (PHEV), y posteriormente los híbridos y los vehículos de gas.

La incorporación de nuevas tecnologías permitirá un uso más eficiente de los recursos, menor consumo, menores emisiones, mayor aprovechamiento y uso del vehículo

Otro dato importante es que el vehículo con menos emisiones es el eléctrico puro (BEV), con menos de la mitad de las emisiones que un vehículo de gasolina, siendo el segundo menos contaminante el híbrido enchufable, seguido de los híbridos y, por último, los vehículos de gas.

Así pues, desde el punto de vista medioambiental (tomando como criterio las emisiones de CO2 equivalentes), los vehículos eléctricos deben ser prioritarios, seguidos de los híbridos enchufables.

Así, el vehículo eléctrico supone un salto cualitativo en la reducción de la contaminación global en el momento en que se pueda garantizar que gran parte de la electricidad que consume procede de fuentes de energía renovables.

Por otro lado, debemos analizar su impacto en la sostenibilidad con una visión más global, lo que requiere considerar la totalidad del ciclo de vida del vehículo y analizar su huella de carbono, teniendo en cuenta también las emisiones de CO2 asociadas al proceso de fabricación, tanto del vehículo como de sus componentes y en especial las correspondientes a sus baterías.

Al igual que es necesario garantizar el abastecimiento ético y sostenible de las materias primas necesarias para su producción y su contribución a la economía circular, entre otros aspectos.

En especial en los vehículos eléctricos, es importante poner foco en la gestión del final de la vida útil de las baterías, la reciclabilidad de los materiales empleados y las aplicaciones de segunda vida útil de las mismas. En esto el diseño sostenible y la economía circular tienen mucho que decir y son fuente importante de nuevos modelos de negocio.

Las normas para la gestión de los residuos que generan y los requisitos medioambientales en su diseño son cruciales para reducir los volúmenes de materias primas críticas necesarias, limitando los riesgos de escasez y el correspondiente impacto ambiental en las fases de extracción de materiales y en la producción del vehículo.

Es muy importante que los fabricantes tengan en cuenta el impacto de sus vehículos en el entorno durante todo su ciclo de vida, desde la mesa de diseño al reciclaje de sus distintos componentes.

Además, disponemos de la gran baza de las tecnologías habilitadoras digitales (THD) para desarrollar esta renovada cadena de valor, que comprende desde el uso de gemelos digitales, pasando por la logística y terminando con nuevos planteamientos relacionados con la venta.

Autobús eléctrico en Pamplona, Navarra

Otro impacto que tenemos que considerar es que, con la renovación del parque hacia vehículos más ecointeligentes, se producirá un incremento temporal de la cantidad de residuos generados asociados al sector del transporte por la retirada de vehículos en circulación.

Al mismo tiempo se producirá un aumento en el consumo de recursos naturales para la producción de los nuevos vehículos, puntos de recarga y resto de infraestructura asociada.

Por suerte, disponemos de estrategias y tácticas para acometer estos puntos de una manera sostenible y responsable, aunque no podemos olvidar que sustituir un motor de combustión por uno eléctrico no es suficiente y la movilidad del futuro va a requerir que cambiemos de hábitos y olvidemos en gran medida la idea del vehículo particular a favor de modos de movilidad colaborativos.

Y para finalizar es importante resaltar la posibilidad de que en 2030 más del 50% del parque automovilístico esté totalmente electrificado, lo que supondrá que el impacto de la electrificación será clave para el cumplimiento de los ODS en las grandes ciudades y contribuirá a la sostenibilidad de éstas, junto al resto de elementos de conforman lo que debe ser la ciudad inteligente del futuro.

Ricardo Estévez

Mi verbo favorito es avanzar. Referente en usos innovadores de TIC + Marketing. Bulldozer sostenible y fundador de ecointeligencia

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