Shale gas, un paso en el camino de las renovables

foto pizarras bituminosasTraducido al español como gas pizarra o gas esquisto, este recurso está provocando ríos de tinta (digital 🙂 por las grandes expectativas que está despertando en el sector energético mundial.
El shale gas es un gas natural que no aparece almacenado en bolsas, como el gas convencional, sino enquistado dentro de bloques de rocas sedimentarias formadas a partir de materiales orgánicos.
¿Cómo se extrae? Partiendo de los pozos abiertos para explotar el gas convencional, se perfora en horizontal a lo largo del bloque rocoso que contiene el gas esquisto. Las paredes de esas perforaciones se cubren con cemento para aislarlas de los acuíferos y del terreno.
A través de esas conducciones horizontales se introduce una válvula que rompe el cemento y las rocas con pequeñas detonaciones eléctricas. Después, se inyectan entre 4 y 10 millones de litros de agua, mezclados con arena y aditivos que permiten mejorar la suspensión de los granos arenosos en el agua.
Ese líquido se cuela hasta la última fractura abierta en la roca, cargándose con el gas confinado. Esa mezcla vuelve a salir al exterior. Los granos de arena introducidos con el agua se quedan encajados en las grietas y las mantienen abiertas para que el gas pueda seguir saliendo de las rocas.
Desde hace décadas se conocía este tipo de gas en muchas de las zonas donde se habían localizado bolsas de gas convencional, pero su explotación no era rentable al estar disperso por áreas muy amplias, su concentración es menor y no basta con una perforación convencional para poder extraerlo ya que se que requiere una estimulación artificial para sacarlo de dentro de las rocas.

esquema sobre el gas pizarra

Tras 20 años de pruebas, estas desventajas desaparecieron al encontrar la pequeña petrolera estadounidense Mitchell el método de la fracturación hidráulica, que después se combinó con la perforación horizontal.

El shale gas puede ayudar a contener los precios de la energía

Hasta ahora se han localizado importantes yacimientos de rocas sedimentarias con de gas esquisto en Estados Unidos, Argentina, Canadá, el Este de Europa (Polonia, Rumanía, Bulgaria), Marruecos y Argelia.
China se ha lanzado a conseguir colaboraciones con empresas de Estados Unidos para aprender la tecnología desarrollada para la explotación de este tipo de yacimientos.
En cuanto a España, casi no existen las denominadas pizarras bituminosas. Sólo se han localizado pequeños bloques en algunas zonas de La Mancha y País Vasco.
El uso de este gas permitiría la sustitución de las centrales térmicas basadas en carbón y en fuel con una importante reducción en la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) ya que la quema de gas natural emite entre un tercio y la mitad de CO2 que el carbón.
Así mismo, la abundancia del gas juega a su favor como combustible de transición y complemento de las energías renovables, cubriendo las intermitencias que se producen en fuentes como la eólica o la solar. Estaríamos ante un reposicionamiento del gas como transición hacia una economía baja en emisiones de CO2.

El gas defiende su papel como respaldo del sistema ante la entrada de las energías renovables

Pero con el shale gas no todo son buenas noticias, ya que surgen voces que alertan de riesgos medioambientales y para la salud  pública provocados por los métodos de extracción propuestos.
Por un lado, para cada fractura hidráulica se requieren una decena de millones de litros de agua, un volumen importante de un recurso muy preciado que no pueden proporcionar de una sola vez las redes públicas de abastecimiento.
Pero más importante para sus críticos es el agua residual originada por el proceso. La industria del gas alega que, en la actualidad, se recicla y reutiliza el 65%, si bien hay noticias que indican que los desechos líquidos que vuelven a la superficie tras la fractura de la roca contienen los aditivos utilizados en la operación, pero también bario, estroncio y otros elementos radioactivos que deben retirarse del agua.
Con el gas pizarra quizás nos encontremos ante un cambio de paradigma, ó quizás simplemente ante un estímulo concreto que favorezca la ecoeficiencia. Sin duda, merece la pena seguir de cerca el desarrollo de esta alternativa.

Ricardo Estévez

Mi verbo favorito es avanzar. Referente en usos innovadores de TIC + Marketing. Bulldozer sostenible y fundador de ecointeligencia

Esta entrada tiene 0 comentarios

  1. lobo199

    El gas que cambiará el mapa energético del mundo
    El hidrocarburo que procede de fuentes no convencionales acapara cada vez más inversión e interés de los grupos petroleros. El llamado gas pizarra se encuentra en países como EEUU, Canada y parte de Europa y podría relevar al gas natural de Oriente Medio y África.
    Shell, Exxon, BP, Chevron, Total y Sinopec ya han tomado posiciones para controlar este recurso que ocupará un puesto clave en el mapa energético global según las proyecciones de gobiernos, consultoras y grupos empresariales.
    ¿Qué es el gas pizarra? Un hidrocarburo atrapado entre grandes estratos de pizarra del subsuelo. Para extraerlo hay que aplicar la técnica de fracturación hidráulica, que consiste en la inyección de agua con compuestos químicos disueltos a alta presión. Un método con cierta controversia medioambiental pero que abre un gran abanico de posibilidades para el abastecimiento.
    EEUU liderará este cambio de mapa energético. En la última década, la producción de gas pizarra se ha multiplicado por 12. Representa el 23% de la producción anual y cerca del 21% de las reservas de gas natural en Norteamérica. En el horizonte de 2035, representará el 46% de la producción total, según el Departamento de Energía de EEUU.
    Exxon calcula que el gas natural reemplazará al carbón como el principal combustible para generar electricidad en EEUU en 2025, según el reciente estudio The Outlook for Energy: A View to 2040. El gas de fuentes no convencionales supondrá un 30% del mercado de gas natural en 2040, frente al 20% actual.
    La multinacional estadounidense tiene una posición clara: «ExxonMobil está haciendo inversiones significantes en fuentes de gas natural encontradas en pizarra y otras formaciones rocosas», y añade que «estas tecnologías han generado un gran crecimiento en la producción en EEUU y están empezando a aplicarse de forma global».
    Chevron también apuesta por esta fuente. El gigante energético adquirió a finales del año pasado Atlas Energy, especializada en gas pizarra, por 3.200 millones de dólares. Con esta operación, Chevron controla uno de los mayores yacimientos de EEUU en Pensilvania, con una capacidad de 24.000 millones de metros cúbicos y un máximo de 390.000 millones de metros cúbicos. También ha adquirido suelos en Alberta (Canadá) y está explorando en Polonia, Rumanía y Bulgaria.
    Sinopec, el mastodonte chino del petróleo, también ha puesto el foco en esta fuente no convencional. Ya ha explorado 20 posibles yacimientos y busca tecnología para extraer. China podría tener 1.275 trillones de toneladas cúbicas, doce veces su capacidad de gas natural convencional.
    De hecho, la angloholandesa Shell ya se ha posicionado en el gigante asiático. En China ha encontrado dos grandes yacimientos en asociación con Petrochina. Sin embargo, el grupo está más interesado en EEUU: el año pasado adquirió East Resources por 4.700 millones de dólares, firma con grandes propiedades de gas pizarra en el país.
    Otros jugadores
    La inglesa BP también ha entrado en juego y, aunque tiene una buena posición en yacimientos estadounidenses, también está negociando para hacerse con gas pizarra en Ucrania a través de la empresa conjunta TNK-BP por 1.800 millones de dólares.
    La francesa Total tampoco se ha quedado de brazos cruzados en esta reconfiguración energética. La compañía controla un 25% de Chesapeake’s Barnett Shale en Texas (EEUU), que ostenta un yacimiento que produce 140.000 metros cúbicos de gas al día. También tiene campos en Argentina y está explorando en Francia y Dinamarca.
    Todo indica que la clave está en EEUU. ¿Qué posición ostentará Europa? «El gas pizarra y otras fuentes no convencionales se han convertido en importantes fuentes de abastecimiento en Europa y alrededores», reza el Energy Roadmap 2050 recién publicado por la Comisión Europea.
    «Con una integración del mercado, estos descubrimientos relajarán la dependencia energética europea. Conforme el gas natural tradicional decline, Europa podrá explotar los yacimientos indígenas y reducir las importaciones», añade Bruselas.
    En el Viejo Continente, Francia y Polonia cuentan con los yacimientos más importantes, según los cálculos de la Agencia Internacional de la Energía. De hecho, las reservas polacas son suficientes para mantener al país durante 300 años.
    Su producción hoy, lejos de ser clave «Aunque estos nuevos descubrimientos de gas pizarra jugarán un papel importante en la conformación del mapa global del gas, la producción está todavía lejos de ser clave», apunta el estudio Oil and Gas Reality 2012 de la consultora Deloitte.
    La firma también apunta que las recientes inestabilidades políticas en el Norte de África podrían influir en el cambio de mapa energético. De hecho, uno de los argumentos de las petroleras que investigan el gas pizarra es su presencia en países de la zona OCDE, con estabilidad política. Esta redirección de inversiones de Oriente Medio a países desarrollados podría tener consecuencias futuras.
    «Es cierto que las empresas se mueven hacia países más estables. El motivo es que EEUU se va a convertir en suministrador de gas y si puedes elegir entre este país o Nigeria, está clara la elección», asegura bruce Goslin, director general de la consultora estratégica K2 España.
    ¿Quién perderá peso en este nuevo mapa? Los países en donde se concentra el porcentaje más alto de reservas convencionales de gas natural: la zona de la antigua Unión Soviética (31%), Irán (15,8%) y Qatar (13,5%). También pierden Argelia (2,4%) y Nigeria (2,8%), Emiratos Árabes (3,4%), Arabia Saudí (4,2%) y Venezuela (3%).
    http://www.expansion.com/2011/12/13/empresas/energia/1323799937.html

  2. lobo199

    España, un papel modesto respecto a Europa
    Las prospecciones realizadas en Álava ofrecen indicios más que razonables de que en el subsuelo hay depósitos de 180 bcm (mil millones de metros cúbicos) de gas no convencional. Sondeos realizados en los años cincuenta ya apuntaban a la existencia de shale y tight gas en una formación geológica (la de Valmaseda) entre las provincias de Álava y Burgos. El Gobierno vasco anunció el año pasado que en 2012 se perforarían los dos primeros pozos a una profundidad de entre 4.500 y 5.500 metros y una inversión inicial de 100 millones de euros. El lehendakari, Patxi López, calculó que los recursos equivalen a cinco años el actual consumo de España.
    La concesión abarca 1.400 kilómetros cuadrados y será el Ente Vasco de la Energía (EVE) el encargado de las prospecciones a través de una sociedad en la que cuenta con un 43% del capital y en la que tiene como socios a la compañía texana Heyco Energy (el 22%) y Cambria Europa (con el 35% restante). A este proyecto se suman otros dos en Cantabria, que realizarán, respectivamente, Trofagas Hidrocarburos y Realm Energy; otro en la zona pirenaica, a cargo de Cuadrillas Resources; uno más en Gibraltar, de la mano de Schuepbach, y por último, el que se desarrollará en la costa valenciana. La encargada de este proyecto, la compañía Oil and Gas Capital, sondeará una superficie de 200 kilómetros cuadrados.
    Pese a la expectación creada, los expertos consideran que las posibilidades de éxito son escasas, ya que las reservas de gas suelen coincidir con áreas de reservas de hidrocarburos tradicionales, de las que España carece.
    En Europa, las grandes esperanzas se centran en Polonia y Francia. Pero, mientras el primer país ha hecho una apuesta firme y decidida por la exploración de este tipo de hidrocarburos, que supondría su independencia energética (se le estiman unas reservas de tres billones de pies cúbicos), Francia ha cerrado el paso al nuevo negocio.
    El Gobierno de Nicolas Sarkozy ha dado marcha atrás a varias concesiones, prohibiendo «de manera preventiva» la extracción por fractura hidráulica. No se descarta sin embargo un giro en su postura, de la que no es ajena la potente industria nuclear francesa.
    http://www.cincodias.com/articulo/empresas/nuevo-gas-revolucionara-mapa-geopolitico-mundial/20120125cdscdiemp_2/

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