¿Sabes qué son las micromonedas?

Micromonedas, alternativas al patrón oro

En 2008 hubo millones de personas que recurrieron al oro en busca de seguridad ante la incipiente crisis, financiera primero, y sistémica después. Pero otras pusieron en duda la validez de recurrir a un metal, símbolo por excelencia con un valor convenido.

Muchas personas empezaron a experimentar con otras monedas basadas en la colaboración y respaldadas por nuevos niveles de capital, esta vez social. Nos referimos a lo que se denomina monedas comunitarias.

Las monedas comunitarias también se conocen como sistemas de intercambio comercial local (SICL) o micromonedas, y como hemos dicho, empezaron a implantarse por todo el mundo después de la debacle de 2008.

Este fenómeno ya había aparecido anteriormente de manera muy puntual, especialmente durante la otra gran crisis, la Gran Depresión

En su nueva reaparición, estas monedas están alcanzando una mayor trascendencia en la sociedad, quizás porque han aparecido en un momento en el que la economía social experimenta un renacer donde un número de personas cada vez más grande dedica una parte de su vida a actividades sociales y económicas de carácter colaborativo.

Las monedas sociales reaparicieron a raíz de la crisis de 2008

Estas monedas alternativas son monedas sociales que permiten el intercambio colaborativo de bienes y servicios en un espacio común. Como en otros ámbitos de la economía colaborativa, se prescinde de toda clase intermediarios, de los costes generales fijos de los bancos, de los márgenes de beneficios y de los tipos de interés elevados de los instrumentos de crédito, y se intercambia directamente tiempo laboral con los demás.

Lo que realmente diferencia este sistema del antiguo trueque de servicios es que en Internet hay aplicaciones que ofrecen a los ciudadanos un mecanismo para acumular unos puntos que representan una cantidad equivalente de tiempo laboral y que sirven para intercambiar toda clase de bienes y servicios, tanto en la economía social como en la economía de mercado.

Actualmente se pueden contabilizar más de 4.000 micromonedas en circulación a lo largo y ancho del Planeta. La mayoría se basan en el tiempo laboral que una persona cede a otra entregándole un producto (fabricado o reparado), ó prestándole un servicio. Estas horas se guardan en un banco de tiempo como si fueran dinero en efectivo y se intercambian por otros bienes o servicios.

La idea original del banco de tiempo se la debemos a Edgar Cahn, profesor en la Universidad del Distrito de Columbia, que inspirado en las donaciones a los bancos de Sangre, propuso un modelo similar basado en la reciprocidad, que es el principio fundamental de la economía social.

Habitualmente en los bancos de tiempo no se distinguen entre clases de tiempo laboral: todas las horas valen igual

Fundamentos del banco de tiempo

Otras monedas sociales están pensadas para el intercambio de bienes, facilitando a sus socios un medio de pago para comprarse entre ellos y pagar con esta moneda.

Es de destacar que uno de los usos de estas monedas es el de impedir que la comunidad pierda riqueza, fomentando el comercio local. Esto ha llevado a que en zonas castigadas especialmente por la crisis, como Grecia, Portugal y España, hayan proliferado las monedas comunitarias.

En estos países, con tasas de desempleo muy altas, han surgido asociaciones sin ánimo de lucro que crean sitios web para conectar personas que ofrecen su trabajo con otras que lo necesitan, dando lugar a una microeconomía social de carácter distribuido, colaborativo y de escala lateral.

Quizás el futuro nos depare millones de monedas gratuitas circulando por la Red y por nuestros teléfonos móviles.

¿Has utilizado alguna de estas monedas alternativas?

Ricardo Estévez

Mi verbo favorito es avanzar. Referente en usos innovadores de TIC + Marketing. Bulldozer sostenible y fundador de ecointeligencia

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